martes, 22 de diciembre de 2009

Risas y llantos



Cara y sello, gloria y fracaso, arriba y abajo. El fútbol trujillano mostró las dos caras más crudas del antagonismo, días atrás. Y, que ironías, teniendo como protagonistas a sus clubes más representativos de la hora actual.

Por un lado, en el estadio Mansiche, dirigentes, jugadores, comando técnico y simpatizantes de la Universidad Vallejo, exaltados de alegría, armaban una fiesta tras el triunfo ante Inti Gas y la concreción de un hecho histórico en el deporte local: la clasificación a un torneo internacional FIFA. En Tumbes, en tanto, la situación era totalmente distinta para el Carlos Mannucci: futbolistas, directivos e hinchas lloraban su eliminación de la Copa Perú tras caer en penales ante San José, en un terreno – el del Mariscal Cáceres - convertido en la trinchera donde los de Arrelucea eran enemigos a destruir bajo cualquier precio.

Realidades, sin embargo, tan opuestas como comprensibles de acuerdo a como cada institución asumió su respectiva competencia desde inicios de temporada. Hubo una, la poeta, que contra todo lo que muchos opinábamos, tomó la lógica determinación de quien confía y respeta un proceso: mantuvo a su entrenador y trajo la mayoría de refuerzos que él pidió para buscar el objetivo hoy conseguido.

En tanto, hubo otra que, agobiada por factores económicos, improvisó totalmente su concurso en el torneo de primera división local y armó un plantel sólo para lograr el título liguero y ver que pasaba luego. Ya en el camino se encontró con un entusiasmado empresario, Daniel Salaverry, que, limitado en alternativas para traer mejores jugadores, puso su máximo pero insuficiente esfuerzo dentro de un certamen donde hay que sudar sangre en las etapas finales. Por eso uno, al que felicitamos, ríe; el otro, al que aplaudimos, llora. Hasta la próxima.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Al "Potón" y se acabó




Tengo una sentencia hoy: aquel periodista deportivo que diga que no le gustaría ser entrenador aunque sea por unos minutos es más mentiroso que Allison o la Sasieta. Ese deseo, lo confieso, me asalta de vez en cuando. Pero, y aquí marco distancias con muchos sí valientes, siempre que las circunstancias sean muy favorables para el equipo con el cual simpatizo. Osea, más fresco, nunca. Y me volvió a ocurrir el martes último...

Era mediados de noviembre, muchos días antes de culminar el Descentralizado, pero ya varios predecían el descenlace entre grones y cremas. Y dentro de una ola de pronósticos, un longevo taxista, cobrizo él y con voz gruesa como el más duro chinchano, lanzó la proyección que me resultó más atinada: “la ‘U’ sabe que debe anular a Montaño y nada más; él hace todo en Alianza y los merengues, en cambio, son más colectivos, allí son obreros y no hay cracks, franco maestro”. Tan furibundo como el taponazo ganador de Piero Alva.

Por eso el trámite de la primera definición no me sorprendió. El cuadro de Ate hizo lo que hasta el menos conocedor podía plantear: nunca le dejó espacios al ‘Potón’, consciente que de sus pies se generan el 90 por ciento de acciones de riesgo de los íntimos. Luego, ordenado, sacrificado y efectivo -generó muy poco pero mató a los 29’-, labró un triunfo que lo pone a tiro de título. Obviamente, una final sin figuras no sirve y en este caso, Raúl Fernández, con atajadas casi de play statión -sobre todo cuando Montaño fue soltado en los últimos veinte minutos-, ganó ese derecho por largo margen.

Por eso, el martes último hubiera querido estar en lugar de Reynoso, al menos para la charla técnica. “Rainer, ‘Fito’, Galván, Galliquio, márquenlo al ‘Potón’ y listo”, hubiera imitado los gritos de Mourinho con las posturas de Bielsa. Hasta la próxima.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Identidad en Trujillo


Arturo Camacho y Luis Amaya son dos de mis buenos amigos. Al primero lo conocí jugando en la asociación La Soledad, en Moche; al ‘Chito’ en tanto, me lo cruzaba en las aulas desde 1995, cuando cursaba los primeros ciclos de Ciencias de la Comunicación y él la hacía de dedicado profesor y entusiasta pelotero.


Algunas otras similitudes tienen además de las futboleras, pero hay una de tipo ideológica que me interesa hoy: lamentan la hipócrita identificación del aficionado de Trujillo -donde vivo y donde nací- con los equipos regionales. Esta, una cojera evidente cuando cualquier club local, sea Mannucci , Deportivo UPAO, Sport Coopsol y, sobretodo, la UCV, enfrenta – cada cual en su momento- a los denominados “grandes” y debe soportar a miles de aficionados celebrar goles rivales. Una escena totalmente contraria, claro está, cuando de rivalizar con elencos de poca monta se trata.

Elementos para evaluar este fenómeno local hay muchos y hasta de condicionantes partidario-políticas. Sin embargo, poner sobre el tapete los logros deportivos de cada entidad podría servir para entender porque hay uno menos afectado en esa suerte de trujillanismo sacavueltero: Mannucci. El cuadro tricolor, respetando el concepto de que las hinchadas se forman a la par de los títulos que un representativo acumula, suma, además de dos Copas Perú, muchas coronas regionales (en los recordados zonales profesionales) y algunos arañazos de Copa Libertadores que incrementaron su caudal de simpatizantes en los setentas y ochentas.


Los demás, en tanto, están en franca desventaja en ese rubro y urgen una victoria diferencial que genere un viraje radical a su favor. Vale decir, si la UCV accede a la Copa Sudamericana, mis cinco sobrinos -y toda su mancha- se harán poetas. Y la ecuación es válida para todos: más títulos, mayor identidad. Hasta la próxima.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El ejemplo Chile


Culminado el triste paso nacional por las eliminatorias Sudáfrica 2010, no pocos alzan la mano dando soluciones para lo que se nos niega desde hace casi treinta años: clasificar a un mundial. Propuestas que aparecen cada vez que nuestra selección fracasa, pero, lamentablemente, estériles por razones que van desde poseer un sistema futbolístico dirigido por autoridades inadecuadas y un torneo doméstico mediocre, hasta limitado número de jugadores con nivel de selección.
Hay quienes insisten en destituir al “acorazado” Manuel Burga, los que exigen trabajar mirando el Mundial 2018 y, los más radicales, hasta desafiliarnos de la FIFA. Son opiniones tan diversas como encontradas en varios casos pero que, a la hora de buscar consensos, encuentran una con casi total aceptación: cambiar de DT.
La razón, obvia: Del Solar nunca encontró el camino que sí forjó como deportista y, por largo tramo, se ha convertido en el peor entrenador que la historia nacional haya conocido, lamentablemente.
¿Entonces, quién puede ser el que nos vuelva a la vida futbolística?, es la pregunta.
Y quizá copiando el ejemplo de un país sureño de realidades peloteras tan cercanas al nuestro podríamos encontrar una alternativa. Chile, equipo chico, dio lástima en la última Copa América donde Brasil lo despidió con seis goles. Así, llegó Marcelo Bielsa - como pudo ser Bianchi, Pekerman o cualquiera de nivel mundial- con una ideología basada en autoridad absoluta y sacrificio máximo que le ha permitido, en sólo dos años y con jugadores que no poseen el recorrido de Vargas, Guerrero, Farfán o Pizarro, hacer llorar de alegría a 18 millones de chilenos. Un dato: con un solo partido a estadio lleno, la Federación Chilena cubrió el salario anual del ‘Loco’ y sus muchos asistentes. Debería ser nuestro punto de partida. Hasta la próxima.

lunes, 1 de junio de 2009

Burga y tiempos de cambio

Alguna vez, en las aulas universitarias, me preguntaron quien era el personaje más odiado de la historia peruana. Entonces, entre reflexiones y dudas, buscaba la respuesta saltando sobre las cabezas de pocos de republicana data y muchos de accionar reciente en nuestra trayectoria- país. Confieso que no me decidí por uno dado lo equiparado de la disputa. Hasta hoy. Hasta ahora que la jinetera institucional en que se ha convertido la Federación Peruana de Fútbol dio a luz un personaje no ladrón pero sí vil como pocos: don Manuel Burga Seoane, el único capaz de robarle protagonismo al mismísimo Montesinos en la película de los nunca amados de la escena nacional. ¿O alguien lo duda?
Sin embargo, es tal el rechazo popular generado en torno a este gordito de barba candado y mirada inocente que, y esto es lo que deseo resaltar, ha logrado plasmar un hecho casi de fábula: juntar al mejor estilo sanmartinesco al perro, pericote y gato de la fauna pelotera chola. Una conjugación de nobles voluntades dispuestas, incluso, a renunciar a la selección nacional con tal de reestructurar las normas que Burga inaltera y destruyen el fútbol peruano. Esas que suponen permanencia en su cargo hasta el 2010, pactos subterráneos en pro del continuismo anárquico y decretos con olor a lumpen.
El cuestionado directivo a respondido, como es su costumbre, con conceptos vagos, casi indiferentes, consciente que la caparazón FIFA es irrompible y que su mandato se cumplirá hasta el último día si es que lo desea así.
Pero eso no importa. Lo que vale, y más allá de compromisos de buena conducta que también deberían asumir los de la Asociación de Futbolistas Agremiados, es que sus despropósitos están sirviendo para despertar conciencias y soñar con verdaderos tiempos de cambio en el moribundo fútbol nacional.

martes, 26 de mayo de 2009

El robo en Old Traford

Resulta ser como los amores obsesivos. Te ciega, te aísla de la realidad, te absorta al punto que pierdes objetividad y sólo reparas en su belleza y la emoción de verla desplazarse o, en este caso específico, ver como sus integrantes trazan sobre el césped figuras del más barroco fútbol que hayamos presenciado en los últimos años.

Quizá así, y con mucho esfuerzo, podría entender porque nadie quiso enfocar el cuestionadísimo empate del Barcelona ante Chelsea por las semifinales de la Liga de Campeones de acuerdo a lo que se vio: un robo tan descarado como la irreverencia de Leo Messi cuando frota la lámpara que ocultan sus sicodélicos chimpunes.

Si hasta el insensible Michael Ballack, tan afecto a la disciplina alemana que le obliga aceptar decisiones sin pestañear, a punto estuvo de devorarse al árbitro noruego mientras lo correteaba cual más feroz león germano luego que Samuel Etoo cometiera un penal olímpicamente desatendido por un tipo que a esas alturas ya se había comido tres anteriores tan claros como las mañas del padre Lugo.

Ya después los abruptos de Didier Drogba contra Tom Henning al final del partido sólo resultan una chispa del fuego que merece quien, vestido de negro, probablemente personalizó los designios de una mafia decidida a no ver dos equipos ingleses disputando la final del torneo de clubes más importante del planeta.

¿O habría otra explicación para tales despropósitos arbitrales en un cotejo de tal extraordinario voltaje? “Sí, y es que Barcelona juega tan bonito”, responderán desde algunas redacciones. Yo diría que, además, el Barza está a punto de concretar un hecho inédito en su historia: ganar todos los torneos FIFA que pueda disputar en una temporada, Liga española, Copa del Rey y la Liga de Campeones. Y eso sí que pesa. Hasta la próxima.