sábado, 16 de enero de 2010

Una salida


Hoy, cuando habitamos, en las palabras de Roberto Lerner, dentro de una cultura de la corrupción asentada desde las bases del más duro hierro político, y soportamos, según la psicóloga Carmen González, una total degradación ciudadana plasmada en robos, asesinatos e inseguridad en aumento cada día, no pocos actores gubernamentales dan luces que permitan salir del oscuro laberinto.

Propuestas que, empero, en su mayoría, resultan populistas y no se abordan desde una perspectiva de largo plazo que priorice procesos sobre efectismo, escuelas en lugar de academias, enseñar antes que dar. Y que, dentro de este marco, debería tener como punto de partida el abordaje de un sector tan estratégico como mal atendido: el juvenil.
De eso conversaba con el coronel PNP Elidio Espinoza, el último domingo. Escuadrón de la muerte –exista o no- al margen, aproveché conocerlo y analizar por qué, dentro de una realidad social tan convulsionada, el sector policial haya secundarizado una política de desarrollo comunal que tan buenos resultados tuvo por décadas: los clubes de menores.

Gracias a su funcionamiento, muchos infantes de zonas de riesgo se alejaron de prácticas antisociales en base a competencias deportivas entre equipos representativos de comisarías y en un sistema descentralizado, ya sea en el Club del Pueblo esperancino, la Unidad de Servicios Esenciales de la calle Orbegoso, o, el más utilizado, el polideportivo de Radio Patrulla, en la av. España.

Increíblemente, esas entidades dejaron de operar con la continuidad requerida y miles se perjudicaron. “Mens sana in corpore sano”, dice un proverbio latino que alienta el equilibrio mental como físico para crear mejores sociedades y alguna vez leí en un mural de la 7ma. Comisaría El Porvenir. En esta hora, es bueno recordarlo como alternativa a un clima de inseguridad cada vez en aumento. Hasta la próxima.

lunes, 11 de enero de 2010

Pseudoacademias



Con el verano no sólo llegan, como marca característica de la época, los días soleados y las masivas asistencias a las playas por jóvenes y adultos.

También, derivado del abandono temporal de las aulas escolares, es común observar a cientos de niños y adolescentes practicando su deporte favorito como salida que los padres utilizan para aprovechar ese vacío ocupacional que se forja desde enero a marzo en cumplimiento a la currícula educativa nacional.

Y entonces, vemos a cientos corriendo tras un balón, nadando en una piscina, anotando una canasta, moviendo un alfil sobre el trebejo, imitando un golpe de kata o hasta golpeando un saco de box, según el caso.

Sin embargo, lo punible es que, varias, dentro de las cientos de academias deportivas que ‘mágicamente’ aparecen por este tiempo, no tienen las condiciones adecuadas para ser consideradas pedagógicas y asumir la delicada y extraordinaria responsabilidad de educar a personas en formación. Muchas responden a objetivos exclusivamente económicos y ofrecen el oro y el moro – desde segura incorporación a equipos profesionales de la capital y viajes al extranjero hasta las que usan figuras mundialistas como presuntos directores ejecutivos- con tal de captar la atención de los alumnos y el dinero de los progenitores sin importarles el deber ético que su condición conlleva.

Ante tal situación, bien haría el Instituto Peruano del Deporte en verificar las condiciones integrales – estructuras, logística, organigrama, calificación de sus entrenadores, etc- en que se desarrollan esas entidades y así garantizar el buen trato a sus alumnos; incluso, la Defensoría del Pueblo podría actuar de oficio e intervenir a las mal llamadas escuelas deportivas y condicionar su funcionamiento a un manejo responsable. Y es que con los niños no se juega. Hasta la próxima.

lunes, 4 de enero de 2010

Kina, la mejor


En cualquier medio periodístico pregunta obligada cuando llega fin de temporada y el tácito recuento de las actividades anuales es ¿quién fue el mejor deportista? Y común es también que no haya mucho para elegir en nuestro flaco panorama nacional.

Sin embargo, siempre, y esto es lo resaltante en contextos donde hacer deporte profesional es tan heroico como chocar con el negro Galván en un clásico, habrá algún rebelde que destacar. Esos atrevidos que se fajan un descuartizado short, amarran las viejas ojotas, cargan su lanza sin punta, escupen al suelo y persignan antes de enfrentarse a un monstruo político que sólo repara en planes deportivos -salvo algunos tipos muy de excepción- cuando las cámaras de TV tienen segura presencia, habrá beneficios interesantes o la presión popular ya es muy pesada.

Y esta vez fue Kina Malpartida. Tan corajuda como sencilla y tan noble como ruda, esta flaca con pinta de pituca pero actitudes del más sencillo comunero nos ganó el corazón a todos, incluidos aquellos que dudaron de su nacionalidad pero quedaron rendidos una vez que la vieron bajar del avión venido de Australia y la sintieron mas ‘limeñazaza’ que Roberto Challe y le dijo a Alan García “oye, eres buen pata”.

La hija del triple campeón nacional de tabla, Oscar Malpartida, obtuvo la corona mundial de los súper pluma (versión AMB) en febrero, luego tuvo dos defensas exitosas, en julio ante la brasileña Dos Santos y, recientemente, ante la británica Lindsay Scragg. Y por si fuera poco, sus logros tanto como los de los hermanos ajedrecistas Cori y el campeón mundial de windsurf, Sinclair Jones, han motivado el incremento del presupuesto anual deportivo en un 60 por ciento. El 2010 serán 200 millones, según palabras del jefe del IPD, Arturo Woodman. Kina, por KO. Y feliz año para todos. Hasta la próxima.