jueves, 25 de marzo de 2010

No roedores



“Cuando el barco se hunde las ratas son las primeras en abandonarlo”, escuché de boca de un profesor de la Universidad San Martín, hace un par de meses. Decenas de veces ya desde que “tiraba muro” en el colegio San Juan de la urb. Huerta Grande o rayaba las carpetas, años después, en el Mariscal de Orbegoso, de la calle Bolívar.

Ayer, recordé la frase. Tan nítidamente como la caída de ‘Romerito’ sobre la lona del Madison Square Garden de New York, en setiembre de 1983 contra Ray Mancini o, siendo más próximos en la fecha, el llanto del argentino Fabián Arias, en diciembre de 1994, cuando el Carlos Mannucci perdió la categoría profesional a la cual, sufridos intentos cada año, no puede retornar.

Reflexiva, contundente. Pero atinada para entender la realidad del equipo trujillano más popular y la incertidumbre que le rodea tras su vano intento de inscribirse en el torneo de segunda profesional. Y es que sólo los de sentimiento rastrero podrían evadir su responsabilidad directriz y no, como los grandes estadistas, ver en un problema la oportunidad de mejorar.

Hoy, cuando los hinchas se lamentan luego que les vendieron a Messi por dos soles, ya no sirve buscar explicaciones en las actitudes de un chato con billetera gorda y un ‘colorao’ ingenuo o en políticos que se valen del deporte para alcanzar sillones virreinales. Mannucci vale más. Es Trujillo y su tradición, es la ansiedad de miles que no desean seguir postergando su ilusión de volverlo a ver en el balompié rentado y, peor aún, no quieren una campaña vergonzosa esta temporada, cuando descubren que al plantel sólo le quedan cuatro jugadores para afrontar la departamental de Copa Perú y sus directivos pensarían “darle descanso” al club.

Por tanto, no imiten a los roedores. Asuman su compromiso dirigentes, presidentes formales o no. ¿Cómo?, conciliando, nombrando un comando técnico, convocando empresas e incorporando futbolistas libres que, en un medio tan rico como el local, bien puede servir para, sumando los que luego llegarán como refuerzos, tener una participación digna y, porque no, consagratoria este año. Lanzarse culpas o escapar es indigno, de ratas. Hasta la próxima.

jueves, 11 de marzo de 2010

Coraje, "Zlatan"



Cierta ocasión, Víctor Flores Corbera, con esa licencia que le dan su sapiencia deportiva y ser uno de los mejores dirigentes que Trujillo tiene, me dijo, mientras mirábamos un entrenamiento del club Universidad Vallejo: “a ese chico lo conozco desde niño, y aunque no es un crack y varios lo critican, es muy responsable y más pujante que cualquiera; ten por seguro que llegará a la selección (nacional)”.

No han pasado muchos años y la realidad, incluso, ha superado los atrevidos designios de mi amigo sobre José Carlos Fernández. Aquel futbolista de gran tamaño y fuerte golpe de cabeza pero pasos torpes y tan hábil como una estatua que veíamos a mediados del 2005, luego se hizo cañonero en Cienciano, jugó en el seleccionado patrio, emigró a Europa y, tras su retorno, hoy es goleador del equipo más popular del fútbol peruano y brilla en la Copa Libertadores de América.

Sin embargo, para el trujillano de 26 años triunfar no ha sido nada fácil y sus logros resultan una clara muestra de lo que significa ser perseverante. Eso lo sabemos quienes vimos sus inicios en los juveniles del Sport Coopsol y sufríamos cuando de cada siete ocasiones de anotar sólo hacia una, pero alabábamos su afecto a la disciplina y total entrega al trabajo.

‘Zlatan’, como ahora le llaman por su parecido al atacante sueco Zlatan Ibrahimovic, ya sea con el recordado Sergio ‘Ché’ Pereyra - su descubridor, según varios- o el gran Juan Caballero como entrenadores, era el primero en llegar a las prácticas y el último en irse. Nunca rechazaba una orden y siempre fue el más dedicado en los ejercicios. Y ese es su principal aporte cada vez que debe jugar: podrá equivocarse mucho y hasta generar silbidos del público, pero su coraje y voluntad siempre le darán las armas para, sino anotar, terminar entre aplausos. Hasta la próxima.