jueves, 24 de mayo de 2012

LA CRISIS DEL IPD



No puedo decir que es un informe revelador el que leí -y felicito- en un diario local hace pocos días pues el abandono de los Clubes del Pueblo es tan antiguo como el desorden que cunde en la entidad que los administra y hace tiempo urge ser reestructurada: el Instituto Peruano del Deporte (IPD). Pues allí, entre sus viejos escritorios y pasillos cuasi modernos, mora el desorden y la incapacidad –salvo pocas excepciones- es norma. En ese sótano o sobre la sala VIP, desde las sillas que ocupan sus altos ejecutivos hasta los cuatro puntos cardinales, la sensatez tanto se ha perdido que, en la gran mayoría de casos, rehabilitar escenarios deportivos es entendido como pintar fachadas y martillar cuatro clavos, contratar entrenadores es hacerle la patería a mi ‘causita’ así le guste el trago o no tenga aptitudes para trabajar con niños y promover deporte significa inaugurar campeonatos con nivel de polladas con tal de cumplir el calendario anual.


Mientras, el hermoso deporte, esa herramienta tan efectiva para combatir flagelos sociales en una sociedad trujillana cada vez más defecada y ‘gringasha’, se sigue perdiendo. Tanto como se llenan de podredumbre los referidos clubes del pueblo, se derruyen decenas de coliseos en las zonas periféricas y la sierra local, o las propias ligas – salvo las de fútbol- caducan por abandono. Y seguirá así mientras no haya una ferviente voluntad de gobierno y se amplíe los presupuestos pero, además, se renueven cientos de cargos.

En un año estratégico – la próxima temporada nuestra ciudad ‘debería’ ser sede de los Juegos Bolivarianos - Benjamín Gayoso es el nuevo presidente del IPD LL. Y me pregunto si llegó para cambiar la historia –sea trabajar con fervor desde Trujillo hasta los pueblos más recónditos del ande- o simplemente unirse a la comparsa del desdén como no pocos aseguran. “La mejor manera de decir, es hacer”, expresaba Martí. Hasta la próxima.

Publicado en el Vespertino Satélite
o.rivasplata@pucp.edu.pe