viernes, 26 de octubre de 2012

¿Adiós, Bolivarianos?



Dos años atrás, y sin aspiraciones de profeta, advertía de la ligereza como se venía asumiendo la organización de  un torneo tan complejo como los Juegos Bolivarianos Trujillo 2013.  Pues, además de la poca experiencia y tino que las autoridades locales y nacionales han demostrado para asumir sus roles en certámenes de mucha menor trascendencia, no veía mínimos visos de seriedad o trabajo planificado. Sí, en cambio, mucha parla, foto y pompa.

El tiempo, de efecto  amnésico muchas veces, nos da la razón, lamentablemente, y hoy, cuando quedan sólo 12 meses para inaugurar la competencia  integradora  de deportistas de casi 10 países  y miles de turistas, muy poco o nada se ha avanzado. Ni infraestructuras acordes, ni anuncios serios del comité organizador local, nacional o el Comité Olímpico Peruano, ni ensayos de los sistemas de seguridad, salud, transporte, alimentación, turismo, información, desarrollo de las competencias o los miles de procesos que deben tenerse en cuenta.

Incluso, el año pasado se anunció para junio del 2012  el inicio de las construcciones de los principales escenarios. Sin embargo, a pesar que esa fecha suponía ya un evidente retraso, las obras se continúan postergando.

Para muestra otro botón: Hace poco le consulté a un funcionario edil cuando terminarían de construir el  discutido paso a desnivel del óvalo Mansiche. Me respondió, muy sonriente y orondo que, posiblemente, a fines del próximo año.

¿Y, entonces, como piensan organizar los Juegos Bolivarianos si la principal entrada a Trujillo estaría bloqueada?, le repliqué. Se quedó callado y triste, mientras algunos miramos al cielo por tanta improvisación y desorden.
Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu.pe

miércoles, 17 de octubre de 2012

Intermitencias



Apurando la marcha, venía en el asiento trasero de un taxi, el último martes. Y la razón no era otra que llegar a tiempo para ver el partido que la selección enfrentaría a Paraguay por la décima fecha de las Clasificatorias (¿o Eliminatorias?). Restaban cuatro minutos para las 5 p.m. y las ansias me ganaban como si se tratara de una cita amorosa con la más rica del barrio.
- Pise el acelerador, profe.
Y sí pues, iluso, una vez más le estiraba el crédito al equipo de todos. Como tantas veces. Y como tantas veces, me fui de cara. Y ni siquiera quise escuchar ese comentario del chofer  sonándome a duro presagio: “pucha, maestro, lo malo de la selección es que siempre arruga para los partidos bravos. Cuando deben ganar, los jugadores se chupan. Y los paraguayos siempre han sido guerreros, ganen o pierdan” Entonces, sólo sonreí, mientras le miraba por el retrovisor y me motivaba pensando que los rivales llegaban con varias bajas y anímicamente muy golpeados.
Y, vaya, una carrera despavorida hasta mi habitación del segundo piso, dos fuentes de palomitas de maíz preparadas en el medio tiempo, una coca cola helada y noventa minutos después, otro había sido el once deprimente en el Defensores del Chaco. Sólo correlón, inquieto, pero sin el alma y ese coraje que diferencia a los de estirpe. Hasta el tan amado Guerrero, chillón como bebe sin juguete, decepcionó. Y ya ni Markarián tuvo argumentos para defender a sus seleccionados: “estoy decepcionado…algunos no pusieron esfuerzo…”. Justo eso, la entrega que nunca debe faltar, juegues mal o bien.
Y, bueno, dicen que para conocer la opinión del pueblo basta consultar a los taxistas: “ES VERDAD, NUESTROS EQUIPOS SE ACHICAN CUANDO LAS PAPAS QUEMAN O SALEN COMO FAVORITOS ANTES DE UN PARTIDO, MAESTRO”
¿Todavía podemos clasificar? No creo en los milagros. Y para tener suerte primero debemos demostrar clase. La prestancia que no conoce de jugadores con intermitencias tan marcadas, quienes un partido rinden y al otro no.
Hasta la próxima.
o.rivasplata@pucp.edu.pe

lunes, 15 de octubre de 2012

Mannucci 2012: Lo que mal empieza...



Lo decía mi madre tras verme triste por no haber planificado pese al riesgo inminente. Se lo  gritarían al rostro los productores de El Valor de la Verdad a Beto Ortiz si algo de criterio tuvieran. Y lo pensarán, muy dentro de sí y a esta hora, los dirigentes y jugadores del cuadro más popular de Trujillo mientras el bus que los trae desde Saposoa asoma por la ciudad primaveral.  Pues no había de ser gran conocedor para suponer que Mannucci estaba condenado a fracasar nuevamente  pese a tener  integrantes de mucho recorrido en el ámbito profesional y amateur.  Y es que, y aquí radica lo medular del asunto,  hubo gruesos errores de manejo dirigencial desde un inicio.

Primero, clave fue enfrentarse y cesar al DT –José Ramírez Cubas- cuando venía trabajando varios meses atrás con una plantilla que él mismo había formado y conocía muy bien.   Y luego traer en su reemplazo a Ramón Mifflin, exfutbolista de gran trayectoria, pero quien como entrenador nunca obtuvo grandes logros ni demostró esa minuciosidad que la desgastante y enmarañada Copa Perú - torneo con cinco mil equipos  y realizada en variedad de escenarios, climas, geografías y riesgos-   exige.  Al ‘Cabezón’  lo contrataron por su recuerdo como técnico mannuccista de 1995 o su empatía con la hinchada  pero desconociendo que sus nuevas labores  eran la de un gerente o asistente. Ya cuando los directivos vieron que el elenco no mejoraba, hasta cometieron el error de hacer pública su decepción (“…necesitamos un entrenador que cree  estrategias …” se exaltó Daniel Salaverry, el presidente) y nunca asumir la decisión más necesaria.
Sumado a ello, desatinaron a no incorporar, desde un comienzo, deportistas de mayor identificación con Trujillo. Y tampoco pudieron defender el claro derecho de ser cabeza de serie y evitar ser agrupados junto al peligroso UTC, en la fase regional.

Finalmente, cuando se esperaba una digna reacción, el once tricolor perdió claramente ante un rival de mucha menor inversión – Sport Altomayo- y le dijo, salvo milagros, adiós a la Copa Perú 2012.  Como una película repetida. Hasta la próxima.