viernes, 22 de junio de 2012
Histórica, Andrea
Esta última semana fue genial. Y no porque la hija del vecino aceptara salir conmigo tras muchos ruegos. Lo fue por motivos verdaderamente extraordinarios. Trujillo, hoy amenazada por malos políticos y delincuentes, se tomó un respiro y celebra un hecho histórico: una de sus hijas se convirtió en la primera nadadora trujillana en clasificar a la actividad madre de las competencias atléticas. Enorme, hermoso. Hasta de fantasía si reconocemos formar parte de un sistema deportivo todavía ineficiente y sin ambiciosos objetivos en la Capital de la Cultura.
Andrea Cedrón se llama quien logró el milagro gracias a su calidad y sacrificio. Y resulta casi como Lio Messi o “el alma tierna que dispensa daño cuando compite”: su imagen proyecta ternura pero se tira al agua y parece un tiburón hambriento… pero de gloria mundial. Una meta que con frescos 19 años de edad, la sabiduría de un hacedor de campeones – Aldo Murakami, su DT-, la institución que la cobija – Country Club- y, porque no, el apoyo que puedan brindar la Municipalidad Provincial de Trujillo, el Gobierno Regional y diversas empresas, puede lograr en un largo y sostenido plazo. Quizá no en Londres 2012. Pero de repente, sí, en Brasil 2016.
Por lo pronto, ya eres histórica Andrea. Como la huanchaquera Alejandra de la Guerra, quien ‘mató’ y nos enorgulleció en el inolvidable Seúl 88.
Y todos te veremos por Tv.
Hasta la próxima.
Publicado en el Vespertino Satélite de Trujillo
o.rivasplata@pucp.edu.pe
sábado, 16 de junio de 2012
Duele más
Ciertamente, los peruanos nos hemos acostumbrado a las derrotas futbolísticas y, a la luz de los acontecimientos de las últimas décadas, cada vez que nuestra ...selección juega asumimos que una victoria no es tan probable. Salvo, claro está, si enfrentamos a Bolivia como locales, un combinado de Nepal o cualquier equipo del sexto mundo. Entonces, perder igual fastidia, pero menos. A mí, al menos, me pasa en los últimos años.
Sin embargo, ni las costumbres aguantan cuando te encuentras en contextos sociales tan opuestos a lo urbano y contemporáneo. Allí, cuando el río brama poderoso y las enormes laderas te rodean y parecen vigilar la dura labor de sus nativos bajo un sol inclemente, los sentimientos se magnifican. En esos lugares del Perú real que citaban Scorza y Basadre, donde los cóndores parecen saludarte a la distancia o la modernidad llega sólo con los testimonios de algunos turistas sobre grandes edificios y las transmisiones en frecuencia AM, perder duele más.
Y es que, dicen, en el olvido y la pobreza extrema los nacionalismos se exaltan. Y tanto se ríe como tanto se llora. Mucho más todavía si a un citadino recién llegado se le ocurre jalar una señal de cable internacional y conectarlo a un proyector multimedia en el centro del poblado para ver el Perú – Uruguay.
- “Goll de ‘Guerreru’, gol ‘caraju’, golllllll! ¿Y oiga, ‘ingenieru’, si empatan se van a penales?”
- No, Faustino, de ninguna manera.
Lo claro es que en las entrañas del Valle de Condebamba, mientras unos masticaban su coca de puros nerviosos, otros bebían guarapo y algunos infantes con los rostros enchapados pegaban sus naricitas a la pared donde se proyectaba la imagen de los charrúas celebrando el cuarto gol, volví a lo de antes. Y supe que se sufre más. Muchísimo más.
- “¿Y ya estamos ‘eliminadus’ ‘dil’ campeonato, ‘ingenieru’?”
- No, querido Arsenio. Todavía no, pero, la verdad, es difícil que clasifiquemos al Mundial.
Publicado en www.lamula.pe
o.rivasplata@pucp.edu.pe
Sin embargo, ni las costumbres aguantan cuando te encuentras en contextos sociales tan opuestos a lo urbano y contemporáneo. Allí, cuando el río brama poderoso y las enormes laderas te rodean y parecen vigilar la dura labor de sus nativos bajo un sol inclemente, los sentimientos se magnifican. En esos lugares del Perú real que citaban Scorza y Basadre, donde los cóndores parecen saludarte a la distancia o la modernidad llega sólo con los testimonios de algunos turistas sobre grandes edificios y las transmisiones en frecuencia AM, perder duele más.
Y es que, dicen, en el olvido y la pobreza extrema los nacionalismos se exaltan. Y tanto se ríe como tanto se llora. Mucho más todavía si a un citadino recién llegado se le ocurre jalar una señal de cable internacional y conectarlo a un proyector multimedia en el centro del poblado para ver el Perú – Uruguay.
- “Goll de ‘Guerreru’, gol ‘caraju’, golllllll! ¿Y oiga, ‘ingenieru’, si empatan se van a penales?”
- No, Faustino, de ninguna manera.
Lo claro es que en las entrañas del Valle de Condebamba, mientras unos masticaban su coca de puros nerviosos, otros bebían guarapo y algunos infantes con los rostros enchapados pegaban sus naricitas a la pared donde se proyectaba la imagen de los charrúas celebrando el cuarto gol, volví a lo de antes. Y supe que se sufre más. Muchísimo más.
- “¿Y ya estamos ‘eliminadus’ ‘dil’ campeonato, ‘ingenieru’?”
- No, querido Arsenio. Todavía no, pero, la verdad, es difícil que clasifiquemos al Mundial.
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