Entre muchas, hubo una reflexión mayor que debemos sacar los trujillanos del título que logró el Juan Aurich: ya es hora que nos toque ser campeones nacionales o jugar Copa Libertadores. Que en su momento Puno, Huánuco, Huaral, Cajamarca, Arequipa, Cusco, Callao y ahora Chiclayo lo disfrutaron y, sin embargo, a la cuarta ciudad más importante del país se le posterga cada vez. Además, la consagración chiclayana confirma que las diferencias entre clubes se ha hecho muy corta de la mano del poder económico que ahora muchos cuadros provincianos – caso la UCV- ostentan.
Pero nada se conseguirá si es que la directiva vallejiana evita un necesario golpe de timón y no adopta una postura menos bullanguera y más humilde, firme pero con perfil bajo. Y si no desean recordar como empezaron la pretemporada este año – anunciando grandes refuerzos y conseguir el campeonato- , miren lo que le pasó recientemente a Alianza Lima, que celebraba luego de ganar el primer partido de los play off ante los norteños y al final lloró. O a Universitario y Cristal, que prometieron ser campeones y al final ni pudieron superar el décimo puesto. Vale decir, aprender de los errores.
Por lo pronto, la lista de refuerzos que el representativo local hasta ahora contrata resulta aceptable y se espera que Víctor Rivera por fin confirme lo que hace algunos años proyectaba como DT; empero, y tan clarito como un consejo en la voz de mi padre, ahora en el cielo: nadie ha ganado un partido antes de haberlo jugado. Mucho menos si anuncian contrataciones que luego son desmentidas por el propio jugador presuntamente contratado, caso el venezolano Juan Manuel Rey. Hasta la próxima y feliz 2012 para todos.
Oswaldo Rivasplata. Diario La Industria de Trujillo.
o.rivasplata@pucp.edu.pe
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