Como tantas veces cuando era futbolista
profesional, Carlos Flores volvió a ser noticia no por sus méritos deportivos.
Ya no fueron sus peleas a cuchillo con ‘Machito’ Gómez, las escapadas de
concentraciones, expulsiones de equipos por indisciplina o apariciones desnudo
a media noche en las calles de Iquitos. Esta vez, ebrio, intentó trepar a la
ventana de su departamento en el Callao y cayó desde el quinto piso, aunque
algunos aseguran que intentó suicidarse. Fracturas y contusiones sufrió esta
vez. Tan lamentable como el triste fin
de la carrera deportiva de un volante que grafica lo que nunca debe hacerse y
mucho menos quien tiene evidentes capacidades para triunfar.
‘Kukín’ debutó a los 17 años en Sport
Boys, actuó en Alianza Lima y Universitario – entre otros clubes locales- y
también en elencos de Arabia, Grecia, Brasil, Colombia y Argentina sin mucho
suceso. Lamentablemente, su accidentada
vida familiar, apego a las drogas y poca responsabilidad siempre mermaron sus
posibilidades al punto que en toda su trayectoria no tuvo más de cinco partidos
oficiales con la selección mayor. En los últimos meses, inactivo, casi suplicaba volver al cuadro
rosado –ahora en segunda división- y
despedirse dignamente del balompié. Tras lo sucedido, ya ni eso podrá cumplir pues
difícilmente volverá a jugar oficialmente.
Quienes de verdad desean ayudarlo,
deberían, lejos de promover su presunta condición de ídolo, internarlo en un
centro de rehabilitación hasta lograr su total recuperación. De lo contrario, pronto
lo encontrarán tirado sobre un montón de basura y suplicando por unas monedas,
caso el excampeón latinoamericano de box, Mario Broncano. Y, en ese momento, sí
podría ser muy tarde.
Hasta la próxima.
o.rivasplata pucp.edu.pe
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