Así como la muerte de Facundo Cabral ha maximizado los honores a su persona y las violentaciones a la Cruz de Motupe multiplicado las devociones que esta tenía, no sé si alguna autoridad local desea le salpique un balazo para hacerse venerado. La diferencia es que Cabral y el adorado madero sí tuvieron sus méritos, mientras aquí la violencia no cesa por inacción de varios que el pueblo eligió.
Y cada mañana adquirimos un periódico preguntándonos cuantos habrán muerto el día anterior en tanto la fecha de inauguración de un certamen que congregará a delegaciones de los cuatro continentes se acerca y mis temores también. ¿O cómo moderar las preocupaciones de egipcios, eslovacos, tunecinos, belgas, polacos, estadounidenses o surcoreanos ante tanta tensión?
El XVI Campeonato Mundial de Vóley Juvenil se inicia este 22 en el renovado coliseo Gran Chimú y el gran reto que debemos asumir ya no sólo es apoyar al equipo de Natalia Málaga sino también el de la seguridad citadina. Y pasar la prueba supone comprometernos, desde el taxista que recibirá a alguno de los cientos de turistas que llegarán y el humilde vendedor ambulante de cada esquina, hasta el efectivo edecán que acompañará a cada selección durante su estadía.
Todos, sin embargo, siguiendo una ruta o estrategia que ya las autoridades responsables deberían diseñar y, principalmente, aplicar a manera de ensayo dentro de una periferia todavía triste, nada colorida. ¿O tampoco se han dado cuenta que es una oportunidad única para mostrarle al mundo que Trujillo tiene una sociedad culta y mucha belleza que mostrar también? Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Diario La Industria.
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