martes, 19 de julio de 2011

Habemus DT



En la búsqueda de una explicación sucinta a estas horas felices del fútbol nacional, esas emociones que – gloria a un deporte increíblemente masivo – unifican sin distingo social hasta escuchar el gol de Vargas en 100 metros a la redonda de un barrio multiclasista o promueven desfiles de carros embanderados y choferes gritando, podría proponer varias ideas desde diversos planos.

Qué tácticamente Perú se ha vuelto muy eficiente defensivamente. Que los rendimientos individuales se han maximizado al punto que Lobatón, Cruzado, Revoredo y Chiroque hoy son claras figuras. Que tal fortaleza anímica la selección pocas veces la tuvo. Y hasta el entorno periodístico desde el inicio de este proceso ha sido menos renuente y más optimista. Pero, todas, o casi todas esas definiciones llevarían, cual madeja del hilo, a un mismo inicio: Sergio Markarián.

Pues antes del ‘Mago’ y desde el lejano ‘Ciego’ Oblitas con su campaña de las Eliminatorias a Francia 98, han desfilado entrenadores de las más variadas posturas y ninguno se acercó a lo que el uruguayo, tan sobrio y humilde como sereno y ‘achorado’ según el balompié exige, está logrando: cambiar un equipo deprimido y ninguneado a otro de personalidad y mucho orden.

Que seguro tendrá yerros y sumará derrotas también, pero siempre dejará el alma en la cancha. ‘Un triste cuadro de once figuritas pegadas con baba’, como escribió algún cronista al borde del llanto ante tanta vergüenza hace poco más de un año, que recupera su dignidad y es semifinalista en la Copa América. Tenemos entrenador. Esa es la clave. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata
Diario La Industria

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