Cuando el mercantilismo ingresó al balompié se contaminó todo, se
lee en un párrafo del libro de Angel Cappa “¿Y el fútbol donde está?” Alude a que se dejó de lado la esencia del
más popular de los deportes: jugar, divertirse. Y se abrió paso a los intereses
dinerarios por encima del valor social, a planificar cuanta plata se recaudará
por cada partido antes que agradar al aficionado, a ganar de cualquier forma.
Y mucho de cierto hay, claro que
sí. Sino pregúntenselo a Paco Casal, el
millonario accionista de Gol TV que este año hizo su aparición en el firmamento
pelotero nacional. “No es posible que el fútbol
(televisado) llegue sólo a algunos” decía hace dos meses y, tras
comprar los derechos de transmisión de unos cuantos clubes locales que
participan en el torneo descentralizado, hizo saber que los ofertaría a cadenas
abiertas para que la gran mayoría de peruanos pudiera gozar del certamen
deportivo. Incluso se habló del canal del estado como posible beneficiario.
Varios dirigentes también
repitieron esa voz mientras la empresa CMD alzaba su protesta luego que
Universitario de Deportes hiciera público su acuerdo con la emisora extranjera.
Hoy, ya se jugó la cuarta fecha del campeonato y todo sigue igual pues, para
evitar que el negocio se vea afectado, ambas televisoras se hicieron ‘amigas’ y
decidieron repartirse la torta y dejar de lado a las mayorías, a esos que aún
no pueden pagar TV privada. Un ejemplo
válido: En Argentina, hace unos años el gobierno intervino y las transmisiones futbolísticas
dejaron de ser sólo para cadenas cerradas. Aquí, bueno sería buscar mecanismos
que ya no restrinjan el derecho de todos.
¿O acaso el fútbol no es del pueblo?
Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G.
Vespertino Satélite de Trujillo
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