Desde futbolistas locales e internacionales, autoridades políticas de altísimo rango – como los
presidentes de Perú y Brasil-, periodistas, entrenadores y hasta la propia FIFA se han pronunciado
en las últimas horas sobre una problemática muy lamentable y que no merece la más mínima
concesión: el racismo. Y todo tras las penosas actitudes de aficionados que asistieron al estadio
Huancayo hace dos noches y se burlaron del moreno jugador del Cruzeiro brasilero, Tinga.
Incluso, se habla de sanciones muy duras para el club Real Garcilaso, caso separarlo de la Copa
Libertadores. Decisión que sería muy exagerada teniendo en cuenta que el cuadro celeste (u otro)
no puede evitar despropósitos verbales que cualquier desadaptado realizaría.
Lo que aquí cabe dentro de lo más importante, y teniendo en cuenta que en Perú no es nada
nuevo insultar a los rivales con gestos alusivos a su color de piel, generar un precedente. Un punto
de quiebre para empezar a tomar medidas concretas e ir controlando una práctica cavernaria en
un país, vaya ironía, multirracial y donde, citando a Ricardo Palma, quien no tiene de inga tiene de
mandinga. Firmar un compromiso de acatamiento irrestricto a la no discriminación por parte de
los equipos amateurs y profesionales que participan en los torneos oficiales sería, por ejemplo, un
buen comienzo. Y sancionar sin grandezas a Garcilaso también, aunque incomode.
Hasta la próxima.
o.rivasplata@pucp.edu.pe
Vespertino Satélite
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