El súbito deceso del futbolista
de Sporting Cristal, Yair Clavijo, ha puesto en cuestión, nuevamente, la
conveniencia de jugar en ciudades de gran altura. Dentro de las varias tesis que
se manejan para explicar el infortunio del joven de 18 años algunas explican
que el sobreesfuerzo físico – en una geografía donde la respiración se
dificulta - derivaron en el ataque cardíaco que le ocasionó la muerte. Otras,
suponen un mal congénito que, según médicos de la institución rimense, serían
presunciones falsas pues ellos le aplicaron al defensa hasta tres revisiones cardiológicas
diferentes antes de iniciar el torneo.
Pero, además, y aquí reposa una
de las revelaciones más lamentables tras la tragedia, el DT de Alianza Lima, Wilmar
Valencia, ha declarado que los exámenes previos al inicio del campeonato que la
FPF exige para inscribir jugadores no son cumplidos por la mayoría de clubes.
“Es un saludo a la bandera… en Alianza no todos pasan los exámenes” aseguró,
poniendo al descubierto una mala práctica que, en caso se corrigiera, podría
reducir los riesgos de sucesos como el que ahora lamentamos. En esa línea, bien haría la ADFP en normar que
los chequeos de salud – y no sólo para cuadros de categoría profesional- se
realicen en una clínica definida, dos veces por año y bajo su supervisión antes
que dejar la decisión de cada equipo a su libre elección y así permitir le
hagan ‘perromuerto’.
Finalmente, si la FIFA estableció,
por cuidado de los equipistas, que no se juegue en sedes de considerable altura
antes de la 1 p.m., entonces, ¿por qué se programan partidos de reserva a las
11.30 a.m. en ese tipo de condiciones?
Hasta la próxima.
o.rivasplata@pucp.edu.pe
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