jueves, 21 de noviembre de 2013

QUE NO SE PIERDA LA EMOCION


Muy emotivo. Como cuando se inició el Mundial Sub 17 del 2005 en un estadio Mansiche derramando pasiones de sus cuatro graderías. A esa imagen me trasladó la ceremonia de inauguración de los Juegos Bolivarianos Trujillo 2013. Sencilla pero profunda en su mensaje de unión, alegría y folclore, más allá de algunas fallas visibles (como el discurso politizado de nuestro alcalde provincial y el desorden generado cuando Natalia Málaga corría hacia el pebetero portando la antorcha), que son comprensibles teniendo en cuenta los muchos sobresaltos presentados en los meses y días previos al torneo.
Sin embargo, tras este  buen punto de partida, comienza la fase más importante y delicada que es el proceso de competencias. Y que suponen una labor integral y mancomunada donde, incluso, están comprometidos los aficionados y todos quienes queremos que el certamen termine exitosamente y los errores de organización  cometidos y que se cometan no influyan decisivamente.

 Pues, el trabajo que deban realizar los administradores deportivos llegados de las federaciones nacionales  y del extranjero para liderar la marcha de cada competición – con la ayuda necesaria de dirigentes y voluntarios locales- no será bien valorado en caso, con el paso de los días, haya tribunas vacías o permanezca esa atmósfera social fría que  todavía se percibe en las calles y que no sólo los ciudadanos, con su cordialidad y apoyo a los turistas y deportistas, sino también los organizadores podrían remediar asumiendo una promoción más estratégica y agresiva.  En ese contexto bien se podría decidir  el ingreso  directo a escenarios con amplia capacidad -caso el coloso Mansiche - y ya no con entrega gratuita de tiquetes que promueven colas y desgano, además de asegurar la presencia masiva – y en forma rotativa- de delegaciones escolares a cada juego.  

Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata

No hay comentarios:

Publicar un comentario