Los triunfos, mucho más cuando se logran con drama y sumo esfuerzo, tienden a nublarnos, extasiarnos en el jolgorio hasta olvidarnos de lo que viene. Por eso, el maestro Marcelo Bielsa, asegura que los momentos que más aprendió como entrenador fueron cuando tuvo derrotas. Ayer, en una tarde sumamente dramática y un marco de espectadores como no se veía hace muchos años, el equipo más popular de Trujillo clasificó a la fase regional de Copa Perú.
Y el 4-2 sobre el Miguel Grau desató una fiesta sobre la cancha y tribunas que, sin embargo, debe tomarse en la exacta medida de lo que significó: el pase a la siguiente etapa dentro de un torneo que todavía es muy largo y con un equipo que, además, tiene bastante por mejorar.
Pues si Mannucci desea, con armas válidas, lograr esta temporada el caro objetivo que busca vanamente año tras año, debe rápidamente pasar la página y redoblar esfuerzos en toda su estructura institucional: mejorar su plantilla de jugadores (cinco incorporaciones de nivel como mínimo), ordenar su plana directiva (con la jugosa taquilla debería cumplir con deudas y ya no ‘mecer’ a sus futbolistas) y sugerir a su comando técnico mucha más seriedad y menos circo.
Celebrar sólo un rato porque la Copa Perú es una competencia sumamente sacrificada y donde sólo uno, entre miles, logra la meta. Portarse a la altura de un club que quiere volver a la división profesional. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G.
Vespertino Satélite
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