Hay cracks cuya fama se desvanece pasada su etapa de jugador competitivo. Julio Meléndez u Orlando Romero serían dos claro ejemplos. Son aquellos que, de repente por su carácter calmado o su alejamiento del ámbito en que destacaron, no motivan a la prensa escrita, radial o televisiva. Sin embargo, también hay quienes quizá no fueron grandes atletas pero, terminado su periodo de deportista calificado, vieron redoblar su imagen en base a dotes intelectuales o carisma y hasta ridiculez como tanto ocurre en el medio peruano.
Horacio Raúl Baldesari es uno de esos personajes que los medios de comunicación refundaron o volvieron a dar vida una vez que se retiraron de los campos de juego. La ‘Pepa’, argentino nacionalizado boliviano, no fue un extraordinario delantero pero su excentricidad – y esa melena desordenada y rostro arrugado mezclada con una facha de roquero jubilado - lo convierten en uno de los entrenadores más faranduleros del país. Si hasta imitadores de televisión tiene y una frase que bien debería patentar: “fierita”.
Hoy, su agitada ruta como DT lo trajo a Trujillo. Y aquí sigue ampliando su fama con cientos de hinchas que oyen sus declaraciones irónicas (“necesito 22 refuerzos”) o le ven jalarse los cabellos, patear el piso y repartir carajos cada vez que juega Mannucci y sus futbolistas fallan continuamente, como ocurrió el último sábado ante el equipo de Transportes San Ildefonso.
Ojalá y su paso por nuestra ciudad sea muy exitoso. Y no me refiero a que sea contratado por un medio de televisión. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata
Vespertino Satélite
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