Pasan los días y, fieles al peruanísimo estilo de dejar todo para el último momento, poco o nada concreto – más allá del nombramiento de un comité de organización y viajes a la capital- se hace en torno a un certamen internacional que, si quiere asumirse con éxito, exige un trabajo muy organizado pero, sobre todo, de mucha planificación y antelación. Los Juegos Bolivarianos del 2013 se disputarán en Trujillo dentro de dos años. Muchos supondrán que hay margen de tiempo suficiente pero vaya que no es así pues sólo en la construcción de la villa bolivariana con capacidad para 2 mil deportistas se tomaría quizá 18 meses y hasta mucho más como ocurrió con el recinto construido para el último evento de ese tipo, realizado en Sucre, Bolivia.
Esto, sin contar la necesaria adecuación de escenarios deportivos en unos casos y construcción de nuevos en otros, según los más de 25 disciplinas deportivas que se jugarán en nuestra ciudad. Capacidad hotelera – llegarían más de 10 mil turistas sólo para ver el torneo- , seguridad – en lo que va del año casi 180 asesinatos se han dado en Trujillo-, financiamiento y capacitación de personal son otros temas trascendentales dentro de la vasta agenda que implica organizar una competencia de tal nivel y en la cual participan más de 10 países entre oficiales e invitados.
Alguien me preguntaba, una vez que la Capital de la Primavera fue confirmada como sede: ¿tenemos la capacidad dirigencial y política para ser organizadores? El tiempo pasa y pareciera, no. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G.
Diario La Industria de Trujillo
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