La clasificación de la
Universidad César Vallejo a la próxima edición de la Copa Libertadores de
América (fase inicial o etapa previa) tras
vencer a FC Melgar, ha sido, sin duda
alguna, lo más destacado de la semana que pasó en Trujillo. Histórico. Por
tanto, camisetas o popularidades al
margen, vale celebrarlo.
Sin embargo, con el acceso al
torneo de equipos más importante del continente llegó, también, una obligación
implícita. Una exigencia que le atañe tanto a los que juegan y entrenan como a
quienes se encargan de la parte administrativa: los dirigentes. Pues, la UCV,
tras dos pobres participaciones en Copa Sudamericana (2010 y 2011) e importante
experiencia acumulada, no puede volver a ser eliminado tempranamente.
Más aún si es una de las
instituciones nacionales con mayor soporte económico y representante de la
tercera ciudad más importante del país. Pasar las primeras fases debe ser el
objetivo. Y para buscarlo con claras armas tiene que empezar a trabajar de
inmediato, haciendo contrataciones de nivel internacional y no jugadores cuya
capacidad es cuestionable, planificando en el corto y mediano plazo y ratificando
a quien ha sabido recuperar al plantel tras la lamentable actuación del año
pasado, Víctor Rivera.
Recuerdo las palabras de Gerardo Pelusso,
entonces: “En el fútbol actual hay tanta equiparidad que aquellos (clubes o
selecciones) con mejor entorno (cuerpo dirigencial, soporte administrativo y
logístico, hinchada, etc ) son los que se consagran”. Clarísimo.
Hasta la próxima.
o.rivasplata@pucp.edu.pe
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