sábado, 3 de noviembre de 2012

Dramas y pelota


Tan tan dramático puede ser el fútbol. Tanto que puede combinar, en fracción de segundos, la angustia agónica con el clímax extremo. 

Marcar, en un solo detalle, la diferencia entre la gloria y el averno. Ese segundo fatal o fantástico, ese centro que no cortaste o sí interceptaste, ese foul cometido o ese riesgo no advertido. Aquella frase épica de Bill Shankly: “El balompié no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más todavía”
Ayer hubo otro capítulo de esos. Y tuvo a Bryan Carrillo en el rol protagónico.

El delantero, cuando 9 mil personas se comían las uñas en las tribunas, el desorden cundía en el cuadro local y 16 tipos en el área se daban de jalonazos y patadas esperando el tiro libre, recogió un rebote y la hundió en el pórtico de SportAltomayo. Aquella pelota que, por milésimas, el heroico portero no pudo rechazar ni tampoco sus corajudos defensas interceptar. Tres a cero y la clasificación en el bolsillo. La pena, a la velocidad del rayo, se hizo gozo; la noche se esfumó con un solo grito de gol eufórico, casi orgásmico.

Fue en el minuto 92 con 26 segundos. El mismo registro que le permitió a Caján marcar el único tanto esperancino en el choque de ida hace ocho días – derrota por 4 a 1- y que, finalmente, no valió doble sino mil veces más. Pues permitió vencer 4-3 en el marcador global a un rival muy digno y pasar a la fase Nacional de la controvertida Copa Perú. A pocos metros, miles hacían fiesta sobre gradas; otros, vestidos de verde y blanco, contenían el llanto mientras acusaban al árbitro principal, el mismo quien erró al validar un gol hecho en posición adelantada cuando el partido empezaba.

Tan dramático puede ser el fútbol.
Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu.pe


No hay comentarios:

Publicar un comentario