miércoles, 13 de febrero de 2013

"PENDEJERETES" DEL FUTBOL


Que el tiempo tiene efecto amnésico  resulta una verdad tan grande como el estadio Mansiche. Y sus efectos “lava-memoria” son tan buenos que hasta los tipos más viles o los robos más grandes terminan  siendo aclamados o ignorados en una muchedumbre eufórica o pasiva. Entonces, Alancito volvió con fuerza y fue reelegido o Fujimori lo mismo.

Pasa también, lógicamente, en el deporte. Un ámbito muy adecuado para los malhechores encubiertos. Y mucho más en el fútbol, la pasión de multitudes. Bajo su techo se escondieron asesinos colectivos como Videla – mandatario argentino que organizó el Mundial 1978 para encubrir la matanza de más de 30 mil- y Pinochet –torturó y fusiló contrarios a su régimen en el estadio Nacional de Santiago de Chile- u otros de rango mucho menor como el ex presidente de Universitario, Alfredo González, o el de Alianza Lima, Guillermo Alarcón, acusados de prostituir la imagen de dos de los clubes más importantes del balompié peruano.

Y volverá a pasar, muy probablemente, con un caso de reciente data: Max Barrios. Pronto se cumplirá un mes sin resultados claros desde que el jugador fuera separado de la selección Sub 20 y acusado de falsa identidad. Y los días seguirán contándose sin que la investigación se ahonde y se conozca a los verdaderos culpables de una práctica  común en el balompié amateur y sobre todo de categorías menores. Pues aquí nomás, en Trujillo, se suplantan identidades todo el tiempo y hasta cualquier futbolista luego aparece como entrenador de menores sin tener la capacitación o estudios adecuados.

Es el mundo del hampa futbolística chola. Donde los dirigentes –salvo raras excepciones- andan con antifaz. Donde la trampa es norma y  el ‘pendejereteadmirado.
Hasta la próxima.
o.rivasplata@pucp.edu.pe

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