lunes, 25 de febrero de 2013

Pistorius: su carrera más difícil

La distancia entre la gloria extrema y el terrible ocaso suele ser muy corta. El final te sorprende desprevenido, alterado. Y la marcan, en muchos casos, errores muy graves. Despropósitos venidos de la inmadurez que la fama te da cuando no la sabes manejar, esa errada suposición de poderlo todo o sentirse omnipotente.

Quizá sea el caso de Oscar Pistorius, el sudafricano al que le amputaron las piernas a los 11 meses de nacido y, veinticinco años después (Londres 2012), marcó un hito en la historia del atletismo al ser el primer corredor discapacitado que obtuvo la marca mínima para clasificar a los Juegos Olímpicos. Antes, había conseguido muchas medallas en deportes paralímpicos. Sin embargo, no ha pasado mucho tiempo para su increíble y lamentable caída.

Hace tres días fue acusado de asesinar a su novia, una modelo de 30 años, tras ser encontrada con cuatro disparos en cabeza, pecho, pelvis y una mano, dentro del domicilio que compartía con el velocista. Pistorius, gran aficionado a las armas e ídolo mayor y proclamado héroe nacional en Sudáfrica, su país de origen, lloró amargamente al escuchar los cargos que el fiscal ha dispuesto en su contra. A estas alturas su situación es sumamente complicada y difícilmente pueda librarse de una larga condena. Además, las múltiples empresas transnacionales que lo habían convertido en su símbolo ya empezaron a cancelarle los contratos y exigirle indemnización por perjuicio de imagen.

Difícil entender como alguien que toda su vida luchó contra todos y contra sí mismo hasta ser aclamado mundialmente pudiera cometer tal desliz. Y me aferro, como cachorro a la madre, a la última posibilidad de que sea inocente. Fuerza, atleta.

Hasta la próxima.

o.rivasplata@pucp.edu.pe



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