Hace varias noches, taciturno, llegaba a la plaza de armas de Trujillo y una terrible bulla detuvo mi marcha. Sobre un enorme estrado adornado con colores verdes y amarillos, un personaje de nariz larga y cabellos lacios exclamaba ante decenas de adeptos que le aplaudían cada vez que tomaba pausa. Era el expresidente Alejandro Toledo y su mitin en la tierra de Haya de la Torre.
Y su partidario no soy ni tampoco de la estrella. Ya hace mucho tiempo me defraudaron los políticos cuando los veía desfilar en una sala de redacción periodística o arrodillarse vía teléfono y pretender pactos pobres. Pero, vaya que me agradó escucharle una oferta sino populista, al menos interesante: instalar el Ministerio de la Juventud y Deporte como una de sus inmediatas acciones en caso salga elegido en las elecciones de abril.
“Será lo primero que haré pues nuestros jóvenes… ”, sustentaba su promesa con la mano extendida, mientras, sorprendido, me preguntaba si era sincero o sólo se aprovecha de un régimen que ya estaría iniciando el proceso de creación de ese ministerio, según anunció Arturo Woodman, jefe del IPD.
Difícil saberlo hasta dentro de un tiempo. Pero, al menos, ya hay un candidato presidencial que, parece, quiere atender una necesidad urgente como largamente postergada – en un país donde la delincuencia juvenil no detiene su crecimiento- y que otros también podrían incluir en su plan de gobierno. Y, si recordamos que el ‘cholo sagrado’ se hizo profesional gracias a una beca que ganó para Harvard sólo por ser deportista (un regular jugador de fútbol), entonces, soñar nada cuesta. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.