Los tontos son una legión y hay
que combatirlos decía Santo Tomás de Aquino. “Démosles consejo, instruyámoslos,
soportémoslos, pero no permitamos que la plaga se propague”, proponía.
Setecientos años después la situación no ha cambiado mucho,
lastimosamente, cuando seguimos con severas deudas sociales en el plano
educativo. E incluso, no dejan de sumarse los sonsos propicios, esos que, en
una cultura de la corrupción diría el psicólogo Roberto Lerner, aparecen para caer en su
propia trampa y de paso ‘pagar el pato’
de cientos de pendejeretes.
Sino que lo diga Daniel Flores ( con balón en la foto), el árbitro de liga de Trujillo que, tan zamarro
como el Chompiras, ha resultado un nuevo tonto útil. Pues lo que hizo, intentar ‘arreglar’ con otro
caco directivo del club Unión Vallejo (previo al partido entre este equipo y la
Universidad San Pedro, en Tarapoto) bajo favores hoteleros y alimenticios, no
es una práctica rara en el fútbol liberteño y regional.
Salvo contadas excepciones, la corrupción reina y pocas son las ligas o
federaciones que no huelen mal. La
diferencia es que la gran mayoría de nuestros dirigentes, árbitros y hasta
futbolistas, son muy duchos en el ‘asunto’ pues. Por tanto, no cometen los
errores de este juez que fue grabado cuando ofertaba sus servicios, y quien, ojalá,
tenga la dignidad de aceptar su culpa, se enmiende y hasta revele los sucios
manejos que han convertido en un inodoro el balompié amateur.
Hasta la próxima.
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