Santo Tomás de Aquino decía que la tontería se propaga muy rápidamente y debíamos controlarla con mucha pedagogía. Vale decir “tolerar a los molestos”, “enseñar a quien no sabe” o “estudiar mucho”. Además, ya en casos muy difíciles, proponía la ferviente oración.
Y no sé si los directivos de la Liga Departamental de Fútbol de La Libertad (LDF) deban recurrir a las ideas del beato de marras pero vaya que parecen terriblemente insensatos. ¿O no vale pensar así cuando, una y otra vez, desadaptados invaden canchas para masacrar árbitros o jugadores sin que se tomen medidas tan efectivas y simples como prohibir escenarios sin malla de protección?
Cualquier aficionado o futbolista sabe que un estadio sin seguras separaciones entre campo y graderías resulta muy riesgoso en una sociedad tan violenta como la nuestra pero esa advertencia pareciera sonar a broma entre los dirigentes regionales. El 2008, tras una reyerta en el estadio Municipal de Pacanguilla, don Alfredo Britto (presidente de LDF) “el próximo año ningún escenario será utilizado si es que no cuenta con red protectora”, me aseguró. Nadie hizo caso.
¿O debería morir un árbitro, hincha o deportista para recién adoptar decisiones firmes? O, además, ¿acaso creen que sancionando clubes por 30 días – caso ocurrido con el Sporting Tabaco recientemente tras el linchamiento a árbitros – disminuirán, considerablemente, ese tipo de actos vandálicos? Líbranos de ellos, santito.
Oswaldo Rivasplata G.
Diario La Industria
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