El otro día, viendo un reportaje en TVE sobre el río Ebro, me enteré de la existencia de unos seres extrañísimos llamados siluros. Se trata de unos peces que se han convertido en una plaga, que se comen todo lo que encuentran a su paso (hasta pájaros) y que pueden llegar al metro y medio de longitud y a los 150 kilos de peso. No sé si será por deformación profesional (o neuronal), pero el caso es que viendo las andanzas de éstos bichos me acordé de otros que habitan en la fauna mediática y con los que da la impresión de que guardan un parecido asombroso.
Los 'siluros' están cada vez más presentes en los medios de comunicación. No hay duda, existe una plaga. Su hambre feroz les lleva a tragar con todo lo que encuentren a su paso con tal de engordar egos y audiencias. En ése proceso pueden engullir personas, principios morales, ética profesional, o incluso derechos fundamentales de sus víctimas (o bocados). Sirva como ejemplo de ésto último, el tratamiento que algunos medios están haciendo de la ‘Operación Galgo', devorando algo que debería ser intocable como es la presunción de inocencia.
No hace falta ser Grissom ni Perry Mason para darse cuenta de que éste caso huele a podrido lo mires por donde lo mires. Es evidente. Pero también es de cajón que lo noticiable es la presunta implicación de Marta Domínguez en ésta trama de dopaje, no su culpabilidad, que está por demostrar. Eso a los 'siluros' les resbala. Quizás sea por las escamas.
Guillermo J. Maffei.
Web Eurosport
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