lunes, 30 de mayo de 2011

Llanto por el 10


Una sola vez vi llorar a quien ha sido el mejor periodista deportivo que Perú cobijó. Y no fue por su esposa o hijos a quienes, lógicamente, amaba fervorosamente. Ni tampoco por alguno de los desparrames futboleros que nuestra bicolor empezó a acumular desde fines de los ochenta. Menos evocando alguna de las figuras mundiales que en su trayectoria entrevistó. El ‘Veco’ ‘moqueó’ en 1994, cuando Diego Maradona fue, nuevamente, puesto al descubierto en su adicción a las drogas. Aquella vez el equipo gaucho superaba rivales en la primera fase del Mundial de EEUU y el ‘Pelusa’, con 34 a cuestas, parecía recuperado, dando destellos de esa calidad que nadie iguala. Pero, tanto jugaba como ‘jalaba’ también. Y el narrador uruguayo, conocida la sanción FIFA, no pudo contenerse y se quebró ante cámaras mientras anunciaba la noticia.

Hoy, no sé si el ‘10’ sigue en lo mismo. Pero sus actitudes parecen traicionarlo de cuando en cuando. Hace unas horas se desbocó tras asegurar, peleado con el presidente de la AFA, Julio Grondona, que para clasificar a aquel torneo él y sus compañeros fueron dopados previo a los partidos de repechaje ante Australia y encubiertos, como tantas veces, por el máximo directivo albiceleste.

Tan perturbado que no se da cuenta del grado de destrucción que sus declaraciones – ya instaladas en medios de todo el mundo- generan contra una selección gloriosa y la propia cultura argentina, fanática del deporte más popular. Un ídolo que sigue cayendo. Chilavert le ha dicho “pareces mujer despechada”. Y arriba, junto a ‘Lolo’, ‘Manguera’, Schiaffino, Fangio, Senna, Spencer, Gardel y mi madre, el ‘Veco’ quizá siga llorando. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G.
Vespertino Satélite, Trujillo.


lunes, 23 de mayo de 2011

Bolivarianos, con trujillanos


En noviembre del 2013 Trujillo será sede, salvo excepcionales ocurrencias, del mayor acontecimiento colectivo que haya organizado en toda su historia. Los Juegos Bolivarianos reunirán, en el peor de los casos, a 100 mil personas durante los 15 días de competencia y dentro de las casi 20 disciplinas que se pondrán en marcha. Llegarán delegaciones atléticas de más de 10 países, cientos de periodistas y visitantes de todo el mundo, además que se levantará una villa olímpica con capacidad para 2000 alojados aproximadamente, sin contar la construcción de una piscina de clavados, renovación de la pista atlética de Mansiche y refacción de diversos escenarios deportivos.

Todas, innovaciones que por su naturaleza infraestructural están, presumiblemente, al alcance del comité de organización local ya instalado. Vale decir, necesidades que, restando más de dos años para inaugurar el certamen, no estarían en riesgo. Sin embargo, sí preocupa, en cambio, la carente representatividad que nuestra ciudad tendría dentro del equipo nacional y los perjuicios que eso generaría para el compromiso ciudadano y la buena asistencia a la hora de las competencias, además de querer convertirnos en una sede exitosa. Recordemos, ni siquiera cuatro pudimos incluir en la lista de atletas que participaron en los juegos del 2009, en Sucre, a pesar de tener deportistas de mucha capacidad.

¿Qué exige la norma para ser seleccionado?, superar la marca mínima requerida en cada deporte. ‘Chamba’ – y hay tiempo suficiente- para el IPD, el Comité Olímpico Peruano y los entrenadores locales. Manos a la obra. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria de Trujillo.

domingo, 22 de mayo de 2011

Manos mágicas


Roberto Fontanarrosa, el extraordinario escritor y humorista gráfico argentino, hablaba sobre un arquero de manos mágicas, que crecían a medida que la pelota tomaba distancia de los guantes en cada volada de palo a palo, hasta atenazarla o, en el peor de los casos, desviarla. Anteanoche, cuando el reloj marcaba los 42’ de la segunda mitad, otro argentino nos hizo sonreír. Y es portero. Y no tendrá las manos gigantes pero sí el coraje de un gran guardameta y, además, vuela seguido.

Daniel Ferreyra, sin coronar una notable actuación ante un rival que lo exigió poco pero lo mantuvo muy atento, fue el mejor valor de la UCV y ratificó ser el más eficiente del plantel de Rivera en lo que va del año. No por nada lleva jugados todos los partidos del torneo. Su atajada, cuando el partido expiraba y más de la mitad del estadio Mansiche quería gritar el gol crema, salvó una olvidable actuación poeta ante un grande tan en crisis que hasta para uniformarse – con polos rojos y ridículos números pintados con plumón negro ante la falta de uniforme alterno- fue decepcionante.

El ‘Canguro’ miró fijamente al ‘Gavilán’ Fano, se estiró a su derecha y rechazó la pelota además de un triunfo merengue que hubiera hecho mediana justicia. Destacable también Juan Morales, juvenil volante que estuvo correcto en la contención y distribución de balones. Tan igual que Andy Polo, atrevido delantero quien fue lo más resaltante del incierto cuadro de ‘Chemo’ del Solar. Dos más: Muente, sobrio y seguro al margen del penal que le cometió a Ruidíaz, y Galván, como el vino. Pero, eso sí, ninguno como Ferreyra, de manos mágicas, de Fontanarrosa.


Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.

jueves, 19 de mayo de 2011

El mejor homenaje


“La mejor manera de decir es hacer” acuñó José Martí, exigiendo que los actos suplan a las promesas, que el hecho supere a la teoría. Y, decenas de años después, un 11 de mayo del 2011, se hizo expreso y patente en el Salón Consistorial de la Municipalidad Provincial de Trujillo con el homenaje a don Elder Lázaro Villacorta, una referencia ineludible para quienes desean abrazar una carrera tan sacrificada como riesgosa en tanto la independencia y verdad sean tu bandera.

Y ya muchas ceremonias se han organizado para alabar la trayectoria, logros y triunfos del Amauta del Periodismo Liberteño. Empero, hay una que quizá para el afectuoso y bohemio don Elder, tan reacio a lo protocolar y pomposo, resulte la más adecuada: la reactivación de “Pelota de Trapo”, el mayor legado que este docente de profesión pero periodista de corazón, nos haya dejado. Ese torneo inter barrios iniciado en 1970 donde miles de niños de todas las condiciones sociales vieron forjar sus primeras ilusiones de balón al pie y no pocos, también, iniciaron su formación como deportistas calificados. Y, señores de Editora La Industria – la empresa a la cual le entregó sus mejores años-, la mejor manera de decir es hacer. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria.

martes, 17 de mayo de 2011

Manco, pero baila


Y mientras los argentinos se pelean deliberando si Maradona fue mejor futbolista que Messi o viceversa, a nosotros no nos queda de otra que ver cómo Reimond Manco va superando las distintas etapas de un ‘reality’ de baile. Inevitable preguntarse si existe o no una relación entre esas actividades extracurriculares que ejercen ciertos futbolistas con el nivel de nuestro fútbol local. El sueño de Manco no era ser futbolista: ¿O acaso ahora se desvela imaginándose como un Joaquín Cortés o un Baryshnikov? Estoy confundida.
Basta con hacer un poco de memoria para recordar que algunas de nuestras viejas glorias (con el perdón de la palabra “gloria”) han pasado por distintos programas televisivos de competencia de baile: Julinho, Martínez, Carranza y Rebosio. Todos ellos han desfilado con más o menos desparpajo frente a millones de televidentes haciendo pasos de malagua. Pero, bueno, digamos que ellos ya son gallinas viejas, y del fútbol no se puede vivir siempre, algo hay que encontrar y si no es requisito tener ritmo para bailar, pues yo me apunto.

Pero un muchachito como Manco, que todavía tiene la juventud de su lado, ¿no debería estar pateando más pelotas? Un chibolo ingenuo y empachado de una fama inexistente, que creía que había que tocarlo para sentirlo realidad, y que tuvo el cuajo de escaparse luego de vestir la camiseta peruana a un casino en Panamá, ¿no debería tener la decencia de concentrarse en el fútbol y no en ritmos de reggaetón o cumbia? ¿No le provoca reivindicarse? ¿O acaso cree que si gana esa competencia de baile, podrá borrar todo lo que hizo y todo lo que no hizo por el fútbol? Si es así, creo que la confundida no soy yo, sino otro.

Chiara Roggero. El Comercio, Perú.

viernes, 13 de mayo de 2011

Un parque para ¿todos?


Difícil no sorprenderse con dos hermosas – y limpias- piscinas a la entrada del recinto; tontos serían quienes no aprueben las canchas de frontón y tenis de campo o pongan cara de sueño ante la serpenteante ciclovía y bellos jardines, las piletas o losas de uso múltiple, la cancha de fútbol o la colorida rampa para patinadores y hasta la zona de comensales y el gran auditorio. Seis hectáreas de puro deporte.

En suma, imposible no impactarse con el Centro Recreacional La Rinconada, quizá la obra más importante que la gestión Acuña nos deja hasta ahora. Pero, y no deseo ser aguafiestas, su incomparable arquitectura – en toda la región no hay otro similar- colisiona con un claro limitante para cualquier civil de clase baja: el costo del acceso. Dos soles de martes a sábado y tres soles los domingos.

Precios que en la perspectiva de quien desconoce la zona – distrito El Porvenir, P.J. Pesqueda y urbanizaciones La Rinconada y Libertad- o sólo juega una vez por semana, no resultaría una desventaja, pero si para quienes “pelotean” diariamente como es común en cualquier joven de esos contextos sociales, donde cientos de pobladores todavía sufren para pagar puntualmente el recibo de agua o luz.

Siendo más claro, si Juan, mi ‘pata’ porvenireño de 14 años, quisiera jugarse un fulbito con su ‘manchita’, deberían juntar 24 soles. Y 36 ‘mangos’ en caso fuera domingo. Ya pues, sobran comentarios.  Pablo Vega Centeno, sociólogo experto en temas urbanos de la PUCP, explica que todos los parques deben ser definitivos espacios públicos como una forma de paliar terribles flagelos que abordan a los jóvenes y adolescentes. Y, más aun, es penoso ver un hermoso complejo casi deshabitado, sin niños corriendo y visitantes disfrutando cada hora. O con administradores esperando que sea fin de semana para que los padres, 20 soles mínimo, trasladen la familia a un lugar donde todos, chicos y grandes, infantes y adultos, deberían encontrarse y socializar sin limitaciones.

¿Una salida? Reducir considerablemente el precio de ingreso, en el peor de los casos, sería adecuado. De usted depende, señor alcalde. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G.

o.rivasplata@pucp.edu.pe

martes, 10 de mayo de 2011

Correr contra la muerte



El desafío del ciclista es doble: compite contra el rival y corre contra el tiempo. Además, pretende dominar a la naturaleza, cuya prueba más dura es la montaña, "es decir la gravedad". Y vencer al reloj y a la montaña, dice Roland Barthes, "es decidir que el hombre puede dominar la resistencia de las cosas, adueñarse de todo el universo físico". La montaña, según el filósofo francés, pide sacrificio humano. Para ganarle, además de músculos, inteligencia y carácter, el ciclista precisa del "jump". Barthes define al "jump" como "un verdadero influjo eléctrico que sacude a ciertos corredores amados por los dioses y les hace llevar a cabo proezas sobrehumanas".

Implica "un orden sobrenatural en el cual el hombre triunfa a condición de que un dios lo ayude". Barthes concluye hablando del mítico corredor luxemburgués Charly Gaul, campeón del Giro de Italia de 1956. Gaul subió primero que todos el Monte Bondone. Llovía. Hacía ocho grados bajo cero. Llegó al borde del colapso. "A veces -escribió Barhtes- los dioses lo habitan y él maravilla; a veces los dioses lo abandonan."

Los dioses abandonaron el lunes a Wouter Weylandt en el Giro de Italia. El ciclista belga se había salvado un mes antes, en el Gran Premio del Escalda. Cayó de modo aparatoso en una recta que tiene un doble borde a veces imposible de evitar y se golpeó la cabeza. La lesión de un compañero de equipo obligó a convocarlo de emergencia para el Giro de Italia. El lunes cayó de su bicicleta mientras descendía a unos 70 kilómetros por hora, voló unos metros y se mató al golpear contra el asfalto. Los 206 corredores del Giro corrieron juntos ayer seis horas, un funeral de 216 kilómetros de Génova a Livorno, sin ganadores ni clasificación, para homenajear al compañero muerto.

El telecronista de La Gazzetta dello Sport no pudo controlar el llanto. Lejos de protestar porque no hubo competencia, los aficionados adhirieron exhibiendo carteles de apoyo a Weylandt. Fue decisión exclusiva de los ciclistas. Casi nadie se sumó a la queja del español Pablo Lastras. "Sólo piensan en el espectáculo y en el morbo. Con nosotros nunca cuentan. Como si fuéramos gladiadores, cuyo único valor es el de pelear, sangrar y morir. O como si esto fuera un circo y nosotros la atracción. Pero no somos monos, sino artistas."

Weylandt murió porque se distrajo donde no debía hacerlo. Motos de 240 kilos toman las curvas en esa bajada a 45 kilómetros por hora. Los ciclistas del Giro lo hacen al doble. Sus bicicletas pesan 8 kilos. Lance Armstrong, el mítico campeón del Tour de Francia, escribió en su primer libro que soñaba con morir en un campo de girasoles en Francia, bajando con su bicicleta a más de doscientos kilómetros por hora. Posso de Bocco, donde murió Weylandt, no es el lugar más peligroso del Giro. El tricampeón del Tour de Francia, Alberto Contador, advirtió hace días sobre la 14» etapa que se correrá el 21 de mayo, el ascenso al Monte Crostis. "Me da miedo, nunca he visto una cosa similar. Se va más allá del límite".

Releo una crónica, previa a la muerte de Weylandt, del ex ciclista español Pedro Horrillo: "He ojeado el libro de ruta" y "lo que he visto me asusta. El Giro siempre se ha caracterizado por sus excesos, pero este es el más excesivo que yo he visto en estos últimos años". Horrillo contó que se instalarán redes de contención en el Monte Crostis, la subida previa al Monte Zoncolan. "Este exceso me indigna de modo especial", dijo Horrillo, al recordar que él mismo cayó en el Giro de 2009 ochenta metros por un barranco. Los rescatistas abandonaron la búsqueda cuando llegaron hasta los sesenta metros. Uno insistió y lo encontró entre las ramas. "Me chiamo Pedro", le avisó Horrillo, hoy licenciado en filosofía y columnista del diario El País.

"No me quiero partir la crisma por seis francos", se quejaban algunos ciclistas en el Tour de Francia de 1924. "Yo también he caído, he sido atropellado por motocicletas. Sé lo que es esto. Hay tantas cruces de madera en nuestro oficio como en cualquier otro", los "pinchaba" Alphonse Baugé, jefe de la competencia. Para que dejaran de quejarse, les recomendaba leer "La vida de los mártires". "El Vía Crucis tenía catorce estaciones. El nuestro tiene quince", replicaba Henri Pelissier. "Llegará el día -decía Pelissier al periodista Albert Londres- en que nos colocarán plomo en los bolsillos porque alguno creerá que Dios ha hecho al hombre demasiado ligero".

Londres describe los descensos de la cima, a sesenta kilómetros por hora. "Si no hay un fiambre es porque los precipicios no lo han querido." Los propios ciclistas, sin embargo, hacían huelgas hasta pocos años atrás protestando porque los obligaban a usar el casco, aún después de que el italiano Fabio Casartelli murió desnucado tras una caída en el Tour de 1995. La obligatoriedad se hizo ley en 2003, tras la muerte del kazajo Andrei Kivilev en la París-Niza. El casco no evitó la muerte de Weylandt. Ernest Hemingway fue bien descriptivo después de ver morir a Gustave Ganay en el Velódromo de París. "Oímos que se le aplastaba el cráneo dentro del casco como cuando uno golpea un huevo duro contra una piedra para quitarle la cáscara en un picnic". Igual que a Hemingway, la épica del ciclista que desafía a la muerte fascinó a muchos escritores.

Nadie escribe sobre carreras en el llano, como si compitieran en bicicletas fijas. Los ciclistas asumen el riesgo. Se exponen más que los esquiadores, motociclistas, automovilistas y motonautas. Hacen recordar a los aviadores norteamericanos que aterrizaban en un portaaviones en plena noche, en un océano negro con olas de tres metros, superaban luego la barrera del sonido y terminaban ingresando en la carrera espacial. Los que morían en el intento era porque no tenían "Lo que hay que tener", como llamó a su libro el escritor Tom Wolfe.

Las listas de ciclistas muertos en acción que publica la prensa en estas horas incluyen a Javier y Ricardo Otxoa, aunque los gemelos vascos, en realidad, no cayeron en montaña, sino que fueron atropellados en 2001 por un auto que invadió su carril en Málaga, cuando regresaban de entrenarse. Ricardo, su padre, volvió al hospital de Málaga al que había trabajado unos años antes para certificar cuál de los gemelos estaba muerto (Ricardo) y cuál moriría pronto (Javier), como escribió el periodista Edwin Winkels en De Muur. A Javier le extirparon parte del pulmón izquierdo. Recibió seiscientos puntos de sutura. Todo su cuerpo quedó lastimado. Sufrió seis edemas en el cerebro. Pasó 65 días en coma.

Los médicos no se animaban a operar. Cuando regresó de la muerte, tenía el nivel intelectual de un niño de siete años. En el hospital, recibió una comunicación de la Unión Ciclista Internacional (UCI) que, después de varios años de reclamo, aceptaba que su elevado hematocrito tenía origen genético y no era por consumo de EPO. La UCI autorizaba a correr al moribundo. Pareció una broma, una más de la autoridad. Javier Otxoa, que ya recuperado fue campeón paralímpico, recuerda siempre al Tour de Francia. En su debut en 1999 llegó a bajar el Tourmalet por la parte de atrás, casi en vertical. El velocímetro marcaba 102 kilómetros por hora.

La hazaña fue mayor al año siguiente. El 10 de julio de 2000 subió primero a la cima del Hautacam, en los Pirineos, a más de 1500 metros, superando nada menos que a Lance Armstrong al cabo de una etapa de 205 kilómetros. Sucedió siete meses antes del accidente. Hacía un frío helado. Llovía. Armstrong arremetió furioso y sobre el final le descontó más de diez minutos. Pero no pudo ganarle. Javier levantó el trofeo en el podio. Un cristal pesado. Los organizadores le dijeron que debía devolverlo. A cambio, le dieron un arco de plástico que no pesa ni cien gramos y tiene una publicidad de Coca Cola.


Ezequiel Fernández. Diario La Nación, Argentina.

domingo, 8 de mayo de 2011

Uribe, ¿genio?


Nadie, siendo peruano, puede dejar de agradecer el tributo que Julio César Uribe recibió de la Conmebol, hace unos días, por su carrera deportiva. Pero, no por ello, se debe condicionar un análisis que, bueno o no, nunca pretenderá imponerse sino como humilde y personal. Y, a mí, el ‘Diamante’ nunca me pareció más que un buen jugador. La razón, una sustancial: su marcado individualismo, el afecto a la jugada lujosa pero casi siempre por encima del sentido grupal. Diez en técnica pero bajo en producción colectiva.

Que era malabarista con la pelota, listo. Que hacía la ‘cuchara’, ok. Que la ‘rompió’ en las eliminatorias al Mundial de España y fue el tercero de Sudamérica tras Maradona y Zico en 1982, también. Pero, de allí a calificarlo de genio como muchos hacen, resulta más exagerado que cambiar a Shakira por Laura Bozzo. Más de fama que de virtudes.

Y es que una golondrina no hace verano, pues. Y Uribe, amén de sus rendimientos intermitentes, fue exagerado ‘tragabolas’. Que amagaba uno, lo hacía con el otro y otra vez retornaba al mismo lugar a seguir en el baile y terminar, muchas veces, con un soso pase corto mientras las graderías aplaudían. Habilidoso y valiente pero muy de tribuna. Además, no pudo triunfar en Europa, rendir en un mundial o, al menos, hacerse ídolo en algún club extranjero como varios de su generación caso Barbadillo, Cubillas o Cueto (este, sí, un maestro, un canto al lujo y producción de conjunto)

En suma, buen jugador sin duda, pero nada más y, tomo expresiones recogidas de aquí y afuera, “un Diamante que nunca terminó de pulir”. En el cierre, un efusivo abrazo para todas las madres en un día tan especial. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite, Trujillo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

¿Champas, espejismos, o qué?



Miraba, sorprendido, la transmisión de un partido de la recordada selección Sub 17 de Juan José Oré en el Sudamericano 2007. Y no tanto por tratarse de un claro triunfo frente al gran Brasil – fue 2 a 1 con goles de Reimond Manco y Christian La Torre- o el nivel que en ese choque mostraran los ‘Jotitas’. Mi sorpresa venía acompañada de la obligada comparación con la tan opuesta realidad que, cuatro años después, tienen los integrantes de ese once y obligan a replantearse si es que aquello no se trató de un mero espejismo, de esas campañas que, de cuando en cuando, todo cuadro tiene a menor o mayor escala.

Hoy, su figura más importante, Manco, no tiene club y más se la pasa en noticieros de farándula que dando alegrías sobre el césped. Luego, ni Danny Sánchez juega habitualmente en Sporting Cristal, Hermoza alterna en la UCV, Duarte o La Torre tienen minutos importantes en el primer elenco de la ‘U’ o siquiera Irven Avila, suplente en aquel seleccionado y el único titular en su equipo – Sport Huancayo-, da el salto internacional.

Es más, tras esa buena actuación – luego coronada con un honroso pase a cuartos de final en el Mundial de Tailandia- ni el propio Oré ha podido siquiera simular un rendimiento parecido en cualquier competencia oficial. ¿Qué pasa, entonces?, ¿hasta cuándo seguiremos así: esperando ‘champas’ cada quince años?, son cuestiones que muchos se hacen y cuya respuesta ya resulta gastada y tiene agregados de tipo dirigencial – sobran comentarios- , de sistema – muy centralista y degenerado -, social – desigualdad - y hasta mediático: el mal papel de alguna prensa. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.