En noviembre del 2013 Trujillo será sede, salvo excepcionales ocurrencias, del mayor acontecimiento colectivo que haya organizado en toda su historia. Los Juegos Bolivarianos reunirán, en el peor de los casos, a 100 mil personas durante los 15 días de competencia y dentro de las casi 20 disciplinas que se pondrán en marcha. Llegarán delegaciones atléticas de más de 10 países, cientos de periodistas y visitantes de todo el mundo, además que se levantará una villa olímpica con capacidad para 2000 alojados aproximadamente, sin contar la construcción de una piscina de clavados, renovación de la pista atlética de Mansiche y refacción de diversos escenarios deportivos.
Todas, innovaciones que por su naturaleza infraestructural están, presumiblemente, al alcance del comité de organización local ya instalado. Vale decir, necesidades que, restando más de dos años para inaugurar el certamen, no estarían en riesgo. Sin embargo, sí preocupa, en cambio, la carente representatividad que nuestra ciudad tendría dentro del equipo nacional y los perjuicios que eso generaría para el compromiso ciudadano y la buena asistencia a la hora de las competencias, además de querer convertirnos en una sede exitosa. Recordemos, ni siquiera cuatro pudimos incluir en la lista de atletas que participaron en los juegos del 2009, en Sucre, a pesar de tener deportistas de mucha capacidad.
¿Qué exige la norma para ser seleccionado?, superar la marca mínima requerida en cada deporte. ‘Chamba’ – y hay tiempo suficiente- para el IPD, el Comité Olímpico Peruano y los entrenadores locales. Manos a la obra. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria de Trujillo.
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