Una sola vez vi llorar a quien ha sido el mejor periodista deportivo que Perú cobijó. Y no fue por su esposa o hijos a quienes, lógicamente, amaba fervorosamente. Ni tampoco por alguno de los desparrames futboleros que nuestra bicolor empezó a acumular desde fines de los ochenta. Menos evocando alguna de las figuras mundiales que en su trayectoria entrevistó. El ‘Veco’ ‘moqueó’ en 1994, cuando Diego Maradona fue, nuevamente, puesto al descubierto en su adicción a las drogas. Aquella vez el equipo gaucho superaba rivales en la primera fase del Mundial de EEUU y el ‘Pelusa’, con 34 a cuestas, parecía recuperado, dando destellos de esa calidad que nadie iguala. Pero, tanto jugaba como ‘jalaba’ también. Y el narrador uruguayo, conocida la sanción FIFA, no pudo contenerse y se quebró ante cámaras mientras anunciaba la noticia.
Hoy, no sé si el ‘10’ sigue en lo mismo. Pero sus actitudes parecen traicionarlo de cuando en cuando. Hace unas horas se desbocó tras asegurar, peleado con el presidente de la AFA, Julio Grondona, que para clasificar a aquel torneo él y sus compañeros fueron dopados previo a los partidos de repechaje ante Australia y encubiertos, como tantas veces, por el máximo directivo albiceleste.
Tan perturbado que no se da cuenta del grado de destrucción que sus declaraciones – ya instaladas en medios de todo el mundo- generan contra una selección gloriosa y la propia cultura argentina, fanática del deporte más popular. Un ídolo que sigue cayendo. Chilavert le ha dicho “pareces mujer despechada”. Y arriba, junto a ‘Lolo’, ‘Manguera’, Schiaffino, Fangio, Senna, Spencer, Gardel y mi madre, el ‘Veco’ quizá siga llorando. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G.
Vespertino Satélite, Trujillo.
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