Tan inminente como la caída del Apra en los últimos comicios, el perdón a los involucrados en el “caso Venetto” no me ha sorprendido. Resultaba previsible ante la presión de mucha prensa y futbolistas referentes (sabido es que Pizarro, Guerrero y Vargas abogaron por sus ‘patas’) y la postura cada vez más indulgente de don Sergio Markarián, quien al más puro estilo del ducho político nacional, cambió el “si quieren joder que se vayan de la selección”, de octubre del año pasado, por el “no fue grave, fue un tema menor” en plena semana santa, cuando la redención ocupa mayores pensamientos. Todo listo para el siguiente capítulo que, ahora sí, absolutamente todos lo intuyen, será la convocatoria oficial de la ‘Foca’.
Pero el problema no termina allí y trasciende la esfera netamente futbolera dentro de un deporte que tiene enorme influencia en nuestra sociedad. Aquí se corre el grave riesgo de legitimar lo punible, avalar lo incorrecto, aprobar la indisciplina.
Más claro aún, levantar el castigo a Farfán, Manco y Galliquio se interpreta, dentro de una masa tan carente de grandes líderes sociales como es la peruana, como el “viola las leyes nomás que después te perdonan”. La cultura del “pásate el semáforo en rojo que al ‘tombo’ se le arregla” en su versión más masiva: la futbolera. Más importa el resultado que promover respeto. Y que empiece la juerga.
Ojalá, el reincidente jugador del Schalke 04 y sus dos compañeros reflexionen adecuadamente y en un futuro se hable de deportistas que entendieron la lección y cambiaron su conducta. De no ocurrir, el ‘Mago’ será un gil y estaremos inundados de basura. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario