jueves, 13 de mayo de 2010

Pobre vóleibol peruano


En los últimos meses, esta columna ha reseñado algunas de las muchas conductas sospechosas de quienes comandan la actual Federación Peruana de Vóleibol (FPV). Se ha hablado de Luis Linares —al mismo tiempo directivo del club Géminis y encargado de la organización deportiva de la federación— que cambió las bases del campeonato de la Liga Superior a su antojo, lo que benefició a su club y le permitió campeonar.

De la furibunda carta de renuncia de Carlos Ganoza Buezo al directorio de la FPV donde enumeraba las cuantiosas deshonestidades de las que había sido testigo en los últimos años, y que lo obligaron a dar un paso al costado al borde de la náusea. Del extraño sistema diseñado para elegir a las duplas que representaron al Perú en la tercera etapa del Sudamericano de Vóley Playa en Lima. Hasta el momento, ninguna autoridad —ni del IPD ni de la contraloría— se ha encargado de investigar estos hechos, buscar a los responsables y sancionarlos.

De ser cierta, la reciente denuncia de Cenaida Uribe confirmaría las peores sospechas. Según la congresista, Verónica Castro, la hija de Juan Castro, presidente de la FPV formaría parte de la delegación que viajó a Europa, con el cargo de “traductora”. El hecho, por demás inusual —ya que los países anfitriones acostumbran ofrecer sus propios traductores—, restó una plaza que bien pudo ser usada por un médico o un preparador físico. Para hacerlo, la FPV habría remitido al IPD un presupuesto donde figuraban 16 cupos de viaje y solo 15 nombres.

El espacio que faltaba fue llenado por Verónica Castro. La actual FPV ha decidido ignorar las mínimas reglas de transparencia y decoro. Ojalá esta vez, con una denuncia de esta magnitud, los organismos competentes pongan manos en el asunto, investiguen a profundidad y sancionen a los responsables, comenzando por la propia cabeza de la FPV.

Raúl Tola. Elcomercio.com.pe

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