No voy a insistir sobre la atrocidad que realizaron algunos malos hinchas el pasado domingo pues, siento, resultará como pedirle honestidad a Montesinos o que Drácula use gafas de sol, para tipos que han convertido al Mansiche en un coliseo romano desde hace decenas de años. Sino pregúntenle al tristemente célebre ‘Boqui’, hoy relevado por los Palmiro, Chamán, y tantos más que pusieron a Trujillo ante la mirada lastimera del mundo entero mientras impactaban, con palos y botellas en ciertos casos, a tres indefensos árbitros quienes – como ocurrirá siempre- tuvieron errores, o perseguían, furiosos, a futbolistas que solo defendían su camiseta ante el popular Mannucci y hasta, vaya Dios, hacían llorar a débiles niños asustados por una turba que subía las graderías de la tribuna preferencial mientras gritaba “mueran serranos de m…”
A aquellos malos barristas, probablemente, no los cambie nadie. Y siempre tendrán una justificación para agredir sin analizar que la protesta es totalmente válida y democrática pero no bajo métodos delincuenciales. Sin embargo, quienes sí podrían cambiar su óptica son, quizás, las autoridades políticas que siguen dejando de lado necesidades urgentes para un estadio convertido en bomba de tiempo y que hoy corre el riesgo de ser vetado.
Desde el año 2004, con ocasión de la Copa América, nuestro primer escenario incremento su aforo pero perdió protección luego que la malla de metal que separaba la tribuna principal del campo de juego fue retirada. Un error gravísimo dentro de una ciudad con notable incremento de inseguridad ciudadana e índice delictivo además de limitado personal policial. Desde esa fecha, han sido decenas las ocasiones en que fanáticos de diversos equipos han saltado a la cancha para pretender hacer justicia. Hasta ahora, no hubo muertos. ¿Quizá debería haberlos para volver a instalar la red metálica? Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Diario Satélite de Trujillo.
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