jueves, 31 de marzo de 2011

El 2 de abril


Osvaldo Ardiles volvió no muy convencido a Tottenham Hotspur en 1983. Había sido la gran figura del equipo hasta antes de la guerra y todos lo amaban en el club inglés. Pero Malvinas todavía estaba cerca. En la cancha del Southampton era abucheado cada vez que tocaba la pelota. Apenas lo tuvo cerca, el arquero John "Budgie" Burridge le dijo algo acerca de las Falkland. Una década después, Ardiles llegó al Newcastle como DT. El arquero era Burridge. "Ardiles lo ignoró cuando Burridge le tendió la mano y simplemente le dijo al club que lo echara."

Lo contó el lunes pasado un artículo publicado por el diario inglés The Independent, al reseñar el flamante libro autobiográfico de Burridge (Budgie: The Autobiography of John Burridge). Único futbolista que jugó hasta los 43 años en la Premier League, Burridge cuenta en su libro que pensó en suicidarse tras su retiro. Pasó cinco meses internado.

"En el primer piso, estaban los depresivos; en el segundo, los alcohólicos, y en el tercero, los adolescentes adictos a las drogas. En una terapia grupal, una mujer contó que estaba allí porque había perdido a su esposo y tres hijos en un accidente. Y yo dije que también había querido suicidarme porque tenía 47 años y ya no podía seguir jugando en la Premier League."
"Es una completa fabricación, una linda historia para poner en el libro, pero no es cierta", me dice Ardiles. "No recuerdo que se burlara y si hubiera pasado, lo habría ignorado. Cuando llegué a Newcastle, él estaba al final de su carrera. Lo evalué en entrenamientos y en un partido decidí que no era el arquero apropiado y Newcastle le dio el pase libre. Nunca rechacé una mano extendida. No está en mi carácter."

Ardiles también escribió hace un año Ossie's Dream: My Autobiography. "Ossie's Dream" es el título de una célebre canción en su honor. Ardiles es uno de los máximos ídolos en la historia del Tottenham. Los mejores capítulos del libro son los de la crisis que vivió con la Guerra de Malvinas, que estalló cuando él cuenta que estaba en su mejor momento, incluido en la lista para ser votado el mejor futbolista en Inglaterra. "Mi mundo entero colapsó", dice Ardiles. Tras una pobrísima temporada a préstamo en el Paris Saint-Germain, Ardiles, ya pasada la locura bélica, aceptó volver a Tottenham.

Pero Malvinas marcó un quiebre. No sirvió el trabajo del psicólogo John Syers, que le había contratado el club. Su primo, el primer teniente José Leónidas Ardiles, había muerto el 1° de mayo de 1982 en las Malvinas. Su avión Dagger C-433, según registros oficiales de la Fuerza Aérea Argentina, fue derribado por el Sea Harrier inglés pilotado por Bertie Penfold. José tenía 27 años. Fue ascendido a capitán. Su padre, tío de Osvaldo Ardiles, pasó largo tiempo buscando precisiones. Creyó que José podía estar vivo. Hasta que un piloto británico, autorizado por su Ministerio de Defensa, le notificó que eso era imposible. Le contó que él mismo hizo explotar el Dagger en el Atlántico Sur.

Ricardo Villa era compañero de Ardiles en el Tottenham. Fueron los dos primeros extranjeros que arribaron cuando el fútbol inglés decidió reabrir sus fronteras a jugadores foráneos. "Ricky", no obstante la guerra, sí estaba listo para jugar, por segundo año seguido, la final de la FA Cup. Tampoco lo hizo. No era conveniente que, si Tottenham ganaba, la princesa Ana entregara la medalla a un argentino en Wembley. Ardiles no jugó porque, como estaba previsto antes de Malvinas, debía incorporarse a la selección argentina para el Mundial de España.

Recuerdo haber escrito en el avión, en una vieja máquina Olivetti Lettera, sobre la extraña sensación de viajar a cubrir un Mundial con el país en guerra. El artículo jamás fue publicado. La selección campeona del 78, más Diego Maradona, Ramón Díaz y Jorge Valdano, partió creyendo que retendría el título. Y que la Argentina iba ganando la guerra. Lo decían José Gómez Fuentes por ATC, las tapas de Gente , Nicolás Kasanzew, desde las islas, y los partes militares que, bajo censura previa, reproducían fielmente los diarios.

"¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!", había gritado desde los balcones de la Casa Rosada el dictador Leopoldo Galtieri, aclamado por la multitud. La AFA llamó al torneo Metropolitano 82 Soberanía Argentina en las Islas Malvinas. En los estadios se quemaban banderas inglesas. "¡El que no salta es un inglés!" Los relatos del Mundial no mencionaban a Inglaterra por su nombre. "Avanza el equipo de camiseta blanca."
En su pozo de combate, hambriento y muerto de frío, el soldado Edgardo Esteban, que un año antes había ido al concierto de Queen en Vélez y vio a Diego Maradona compartiendo escenario con Freddy Mercury, quiso escuchar el debut de la Argentina en España 82. "Debutan los campeones. Hoy es un día histórico", dijo el "Gordo" Muñoz por Rivadavia. "Nosotros nos estábamos matando en las Malvinas, y él decía que era un día histórico para la Nación", pensó el colimba Rodolfo Carrizo. Una onda expansiva hizo volar metro y medio a Esteban.

Marcelo Rosasco escuchó el gol de Bélgica en pleno combate cuerpo a cuerpo, en Monte Longdon. El 14, Esteban y otros soldados, hartos de sus oficiales, comieron gallinas robadas y jugaron un picado, con los cascos de postes, una escena reflejada en el film Iluminados por el fuego. Para el partido siguiente, triunfo 4-1 ante Hungría, los soldados argentinos ya eran prisioneros en el buque británico Canberra. Se excitaron tanto cuando por el altavoz se informó el resultado del partido, y se lo anotó en una pizarra, que los británicos apuntaron con sus armas creyendo que era una sublevación.

Las Malvinas eran otra vez las Falkland. La guerra mató a 746 soldados argentinos y 255 británicos, sin contar los cientos de suicidios posteriores. La dictadura, esta vez sin triunfo mundialista, cayó al año siguiente. Margaret Thatcher ganó cuatro años más. Esteban siempre recuerda que, a su vuelta a Morón, sólo lo esperaron su madre y un perro que ladraba.
Si el fútbol, como dicen algunos sociólogos, es una metáfora de la guerra, en 1982 la Argentina y el Reino Unido hicieron ambas cosas simultáneamente. El sábado se cumplirán 29 años de un nuevo 2 de abril. No hubo enfrentamiento futbolístico en España porque ambas selecciones cayeron en segunda rueda. La historia de los enfrentamientos es registrada en un nuevo libro en Londres. Animals! Argentina versus England fue distinguido entre los mejores libros deportivos del año. Su autor, el periodista Neil Clack, amante de Buenos Aires y que hizo hasta el curso de DT en la AFA, repasa el detalle de cada partido y entrevista a sus protagonistas.

En la Argentina, uno de los que más estudiaron el vínculo deportivo anglo-argentino fue el antropólogo Eduardo Archetti. Pionero de los estudios académicos sobre el fútbol argentino, Archetti admiraba al fútbol inglés, algo normal en Oslo, donde él vivía. En 2005, ya muy enfermo, Archetti fue gustoso a dar una charla a la embajada argentina en Londres. En la primera fila, lo escuchaba Tony Adams. Ex capitán histórico del Arsenal y de la selección inglesa, Adams fue porque estaba estudiando Ciencias del Deporte en la Universidad de Brunel.
Autor de su propio libro autobiográfico (Addicted, habla de su alcoholismo) y creador de Sporting Chance (una clínica para curar adicciones), Adams, actual DT de un equipo en Azerbaiján, quedó fascinado con la charla. Archetti murió doce días después, contándoles orgulloso a sus amigos que un ex capitán de la selección inglesa había asistido a su presentación. Archetti, nacido en Santiago del Estero, y Adams, en un distrito operario de Londres, comprendieron acaso que el deporte ni refleja ni reproduce la relación compleja entre ambos países. Que, tal vez, sólo la complementa.

Ezequiel Fernández. Canchallena.com

lunes, 28 de marzo de 2011

Nuñez y Mannucci

En un medio donde las posibilidades de acceder a cargos políticos se sustentan en la cantidad de dinero que inviertes en publicidad - u otras alternativas nada santas- antes que la capacidad profesional que ostentas, nunca sorprenden los inesperados y radicales cambios de criterio que los candidatos puedan sufrir según la elección se acerca y el riesgo se acrecienta. Así, hay quienes de promesas extremistas se pasan a un conservadurismo santificable, o quienes de dar un concierto de flauta a que les ‘mañoseen’ la suya.

Hace unos meses, doña Rosa Nuñez, no daba ni la más ligera opción para suponer su apoyo al Carlos Mannucci. “Ya está el Vallejo.. yo he apoyado a ese equipo siempre… no pienso en apoyar a otro club”, decía, cuando la entrevistaban.

Hoy, sin embargo, a pocos días de las elecciones presidenciales y congresales, la reconocida empresaria cambió el discurso y está “encantada” – según publican los medios de comunicación – de tomar el plantel y llevarlo a la primera profesional, luego de haber tenido reuniones con el actual titular, Daniel Salaverry.

Una decisión que, claro está, todos los que anhelamos la evolución sostenida del deporte en nuestra región, aplaudimos, pero que tampoco, a la luz de las circunstancias y experiencias tan poco buenas que el equipo más popular del medio ha tenido con malos políticos, podemos dejar de mirar con cierto recelo. Ojalá, en caso se concrete la intención de la candidata al congreso , Mannucci por fin encuentre un dirigente a la altura de sus necesidades y no alguien que sólo desearía aprovecharse del innegable arrastre popular que genera. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Diario La Industria.

jueves, 24 de marzo de 2011

Los 400 del 'Cholo'


Poco de bulla pero alto en efectividad, hay un futbolista de estas tierras que merece muchos elogios y no necesariamente por sólo un partido bien rendido. Marco Casas Fernández, cumplió 400 partidos como jugador profesional en el encuentro ante Melgar de Arequipa. Y los disfrutó como se ha hecho patente en su trayectoria: sin alterar el sistema. Tocando y sirviendo. Recuperando y pasando. Poniendo orden cuando el desorden cunde. Distribuyendo balones y calmando ansias. Pura eficiencia. Y nada más.

Porque el ‘Cholo’ tanto juega como lleva su vida: tranquilo, sin aspavientos. Sus aspiraciones nada tienen que ver con los flashes permanentes, las entrevistas continuas o la aparición espectacular. Sólo hacer bien su trabajo y caminar recto. Por eso, quizás, pocos recordaron que el chepenano ya tiene más de 10 temporadas jugando en primera división y siempre a un buen nivel. Que ha integrado selecciones nacionales sub 20 y sub 23 como titular. Que debutó en 1999 con Sporting Cristal – club que admira-, luego paseó su capacidad por Estudiantes de Medicina y Alianza Sullana y desde el 2009 defiende a la UCV donde es capitán. Y es tan buen deportista como profesional. Estudia administración y en su foja de servicios no existen manchas por indisciplina o bohemia.

Quizá por esa humildad no es tan seguido por los medios y tiene pocas portadas. Pero eso no le importa. Y sí continuar mostrando coraje, trajín y buen servicio cada vez que salta al césped. Como hace desde que se inició siendo amateur: en su querido Unión Castilla, en su tierra natal. Felices 400, ‘Cholo’.

Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria.

sábado, 19 de marzo de 2011

La ‘Foca’ de la vida


“La mujer del César no sólo debe serlo sino parecerlo”, le escuchaba decir a mi madre, en un fraseo algo alterado pero queriendo un mismo fin: entender que se debe demostrar, también con actitudes, las buenas intenciones que portes. Jefferson Farfán es, sin dudas, el mejor futbolista peruano del momento. Su notable accionar en Schalke 04 – clasificación a los ocho grandes de la Liga de Campeones incluida- donde va camino a ser ídolo, y en una etapa donde Pizarro, Guerrero y Vargas están algo oscuros, no acepta cuestionamientos. Y con ello, tampoco evita la creciente expectativa de muchos de querer verlo de vuelta en una selección nacional donde jugadores de su capacidad no sobran.

Pero, ‘Jefry’, que bah, resulta como el padre putativo del no menos inquieto Reimond Manco . Porque tanto juega bien como aprovecha de irse de juerga cada vez que puede. Estos últimos días, aprovechando que sumó su quinta amarilla en el torneo alemán y le dieron permiso para ausentarse, llegó a Lima y no necesariamente para hablar con Sergio Markarián o descansar en familia. La ‘Foquita’ armó un ‘tono’ en su casa de La Molina donde, vaya, hubo varias modelitos invitadas, sobraron copas y hasta, presumiblemente, habría asistido su pata ‘Rei’.

Y razón tiene cuando declara “ser humano y no tener que encerrarse o hacer una fiesta en un subterráneo”. Pero, eso no quita que sea tan desatinado y, en un momento tan delicado - con una afición que pide su vuelta y un DT que, pareciera, desea señales de parte del jugador- , no demuestre intenciones claras o evidentes de estar arrepentido y querer regresar al combinado patrio. Que lástima. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Diario La Industria de Trujillo.


viernes, 18 de marzo de 2011

Luces, cámara, KO.



La magia de las buenas películas reside en que la gente vive, a través del cine, las historias que nunca son o podrán ser parte de su realidad. El celuloide funciona como catalizador de sueños de grandeza barnizando la monotonía de lo cotidiano. A veces, el personaje en el que quisiéramos vernos reflejados calza guantes de boxeo. No extraña, entonces, que las biografías fílmicas calen hondo en el espectador. Aquí, diez muestras representativas.

Jack Johnson. “La gran esperanza blanca” es un filme y a la vez una crítica a la sociedad norteamericana de principios del siglo pasado. Enfrentado a un mundo racista que alcanza, sin embargo, lo que por la coyuntura social era impensable: el título mundial de la división máxima y el amor de una aristocrática mujer blanca. “Mi nombre es Jack Johnson y soy campeón mundial de peso completo. Soy negro. Ellos nunca permitieron que lo olvide. Así es, soy negro y nunca les voy a permitir olvidarlo”. ‘El Gigante de Galveston’, su apodo, es considerado el pesado con mejores habilidades defensivas de todos los tiempos.
Rocky GraZiano: El boxeo como redención. En “El estigma del arroyo”, Paul Newman interpreta a Rocky Graziano, un delincuente novato que, gracias a sus puños, enrumba su camino. En la vida real, el italoamericano llegó a ser monarca de peso medio y protagonista, junto a Tony Zale, de una de las más sangrientas trilogías sobre un ring. De él y no de Rocky Marciano, Stallone se apropió el nombre para bautizar su inolvidable saga.

Jake la Motta: “Pega primero y hazlo muy fuerte” fue el consejo paterno cuando el pequeño Jake regresó de la escuela con un ojo morado. La atormentada personalidad del ex campeón mediano, su ferocidad y su desquiciante paranoia forman parte de un hito cinematográfico que armonizó magistralmente la destreza de Scorsese y el talento de De Niro: “El Toro Salvaje”. Tras la proyección del estreno de la película, al salir del cine, La Motta preguntó a su ex esposa Vicky: “¿Yo era así?”, y encontró por respuesta: “No… ¡Eras mucho peor!”.

José María Gatica: En “Gatica, El Mono”, conviven el éxito y la agonía de uno de los más carismáticos púgiles argentinos de la historia. La película repasa la gloria, pero también el alcoholismo y el olvido del entrañable boxeador. Dirigió el polifacético Leonardo Favio (“Yo sembré una flor… y llovía, llovía”).

James Toney: El filme “Contra las cuerdas” aborda el peculiar vínculo que se estableció entre una sui géneris manejadora de boxeo, Jackie Kellen (interpretada en el ecran por la rubilinda Meg Ryan), y su pupilo, el entonces desconocido James Toney. El popular ‘apaguen las luces’ reinó en varias categorías.

Duk Koo Kim: Muerte en el cuadrilátero. “Campeón” nombraron al largometraje que relata el fatídico desenlace que tuvo la pelea entre Ray ‘Boom Boom’ Mancini y su oponente coreano. El escozor de la triste velada motivó los suicidios de la madre de Kim y del referí de la pelea. Desde entonces, y como consecuencia de esa fatalidad, se redujeron a 12 los asaltos en contiendas por el título mundial.

Muhammad Alí: Will Smith se pone las calzonetas de ‘El Bocón’ para dar vida a “Alí”. La complejidad de Clay, su grandeza y sus laberintos superan el trabajo del director. La trama procura cubrir demasiados aspectos de la vida del ‘Más grande’ a través de flashbacks. El dominio psicológico de Muhammad sobre Foreman es recreado notablemente.
Jimmy Braddock: Un cuento de hadas durante la gran depresión. Inspirada en una de las mayores sorpresas deportivas de la historia, Russell Crowe encarna a “El hombre cenicienta”. Con las apuestas 10 a 1 en contra, derrotado en la mitad de sus peleas y con un poderoso campeón enfrente, el triunfo de Jimmy parecía una quimera. La increíble victoria sobre Baer, equiparable a la de Buster Douglas contra Tyson, fue un éxito de taquillas. Un héroe, aunque sea en la pantalla, es siempre bienvenido.

Mickey Ward: “El peleador”, actualmente en cartelera, nos da luces sobre el boxeador común y su entorno. Sin títulos ni gloria, Ward se reveló como un auténtico enamorado del deporte de los puños. Carente de talento pero con encomiable bravura e inmenso amor propio, Mickey nos ha ofrecido algunas batallas memorables.

Chuck Wepner. “Rocky” tuvo su referencia en un hombre de carne y hueso. A los 38 años, y ya en el ocaso de su carrera, el discreto Wepner realizó frente a Muhammad Alí la pelea de su vida. Incluso, tuvo al ‘Más grande’ en la lona antes de desplomarse frente al campeón a escasos 20 segundos del final de la pelea. La revista “The Ring” describió al retador como “un ancho bloque de corazón y sueños, uno de esos peleadores de clubes que te dan todo lo que tienen convirtiendo al ring en un mar púrpura… y todavía pidiendo más”. Años después, Stallone encontró a Wepner en un bar y espontáneamente le dijo: “Oye, Chuck, gracias”. Él sabe que fue su inspiración.

Ricardo Montoya. El Comercio.

jueves, 17 de marzo de 2011

La lechuza y el futbolista



El hecho (¿la fábula?) lo conforman una lechuza y un futbolista. Ya, de por sí, un dueto extraño. Una lechuza en un campo de fútbol es un suceso extraordinario, perteneciente al realismo maravilloso, solo posible, por ejemplo, en una ciudad como Barranquilla. Pero que el deportista, tras ver al animal caído, luego de recibir un balonazo, la emprenda a patadas contra el avechucho, sí es un acto irracional.

Es posible que el futbolista panameño del Deportivo Pereira, acostumbrado a dar patadas, no midiera las consecuencias del hecho en cuestión. Su equipo iba perdiendo y a lo mejor creyó que se trataba de una maña (el fútbol es un deporte lleno de ellas) de los contrarios para “hacer tiempo”. O, como también dijo, quiso sacar al ave de la cancha y se le fue “la pata”. Como sea, el gesto agresivo fue repudiado de inmediato por la concurrencia y provocó indignaciones en locutores, aficionados y en todas partes.

Dentro de las reacciones hay las que piden procesar al futbolista por maltrato animal. Le han gritado de todo, que si así es en la casa, que si trata de esa manera a su madre o sus parientes, en fin. Hay algunos que recuerdan ahí mismo los días en que el Tino Asprilla le daba patadas a un bus o cuando amenazaba con disparar. Otros mencionaron a unos policías que torturaron una perrita. La vociferación en el estadio alcanzó para decirle “¡asesino!” y aplicarle la palabra que más les gritan a los árbitros.
El caso de la patada contra la lechuza es, desde luego, repudiable. En los últimos años, póngale unos veinte, el fútbol colombiano se ha visto plagado de hechos no sólo bochornosos sino sangrientos. Ha sido un deporte penetrado por las mafias, que en otros días condujeron, por ejemplo, al asesinato de un árbitro en Medellín. Varios futbolistas se vieron involucrados en bandas criminales en los tiempos de Pablo Escobar y el dos de julio de 1994 fue asesinado Andrés Escobar.

La empresa denominada fútbol ha sido utilizada como lavadero de dólares y también en los últimos tiempos las barras futboleras pasaron de ser agrupaciones de hinchas alegres y bullangueros a montoneras de lumpen. Y esa degeneración está vinculada con delincuencia, tráfico de estupefacientes y otras actividades que no deberían estar unidas al deporte. ¿Cuántos asesinatos se han cometido por barristas? ¿Cómo viven los vecinos de los estadios en Colombia? ¿Por qué las familias no volvieron a esos escenarios?

Hay un asunto muy particular en Colombia: la violencia lo atraviesa todo. No ha habido modos civilizados para resolver diferencias y conflictos. La cultura que se ha impuesto, y viene también de altos niveles de la sociedad, ha sido la de la barbarie, la intolerancia y la brutalidad. Se busca borrar al otro. Se han patentado mecanismos para darle la primacía a la fuerza y no a la razón.

Algunos, ante la patada contra la lechuza del estadio Metropolitano, han dicho que ojalá la gente también reaccionara con la misma o mayor intensidad contra los atropellos gubernamentales; o ante las distintas violencias que se han vuelto parte de la vida cotidiana del país. Se ha impuesto, de otro lado, el silencio, porque se sabe que las protestas contra paramilitares, guerrilleros, bandas delincuenciales, en fin, pueden terminar o en “falsos positivos” o en la desaparición de los contradictores.

El abundante coro de reacciones por lo de la lechuza incluye a aquellos que sugieren que los futbolistas (también sus entrenadores) deberían tener, aparte de su formación técnica y de tácticas y estrategias, educación humanística, literatura, ética, y hasta saber sobre las leyes de Newton o cálculo diferencial. Esto los acercaría al ser humano y los sacaría de ese mundo de animalidad en que muchos de ellos están.

Esa parte del circo, que es el fútbol (Garrincha decía que en rigor los futbolistas son payasos), se empañó con el patadón a la lechuza. A lo mejor, esa suerte de mascota del estadio lo único que quería era hacerse notar para recibir algún aplauso. No contaba con que el hombre, en general, es una de las especies inferiores de la naturaleza.

Reinaldo Spitaleta. Diariocritico de Colombia.

domingo, 13 de marzo de 2011

Butters, intolerancia y el MHOL



Abrumados por la fama, cegados por el  figuretismo – o también desesperados por más de ello-, los humanos siempre, resultaremos, cual escopeta en manos de un bebé. Mucho más cuando nuestra función tiene sobrada trascendencia y extrema influencia en las masas, como es el caso de los periodistas. Y sí no eres consecuente ni tampoco tolerante, los resultados pueden ser penosos.

Pasa ahora con Phillip Butters (no acostumbro escribir sobre periodistas pero la situación lo amerita) y su lamentable conflicto con la sociedad homosexual – a través de los activistas del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL).

Nadie, y la constitución lo ampara, puede quitarle su derecho a la opinión crítica y aguda respecto de tal o cual tema. Por supuesto que no. Pero, la raya se traspasa cuando el concepto viene cargado de promoción del conflicto, la agresión y la pobre discriminación. Lamentablemente, y Butters claro que lo sabe, su palabra, por ser líder de opinión, influye, pesa, en el sentir de muchos que lo leen o escuchan, quienes, fácilmente, pueden adoptar – y aplicar- lo que el comunicador con apellido de mantequilla y gran conocimiento en materia deportiva – eso nadie se lo quita, tampoco - expone.

Y si él reitera que “los agarro a patadas si veo a dos maricones besándose frente a mi casa o en el nido de mi hija” obviamente, podrían generarse consecuencias graves. Basta, y es más digno, criticar con altura, pero nunca promover actitudes cavernarias y no reconocer un error que, incluso, de hacerlo – en cualquiera de los programas donde sigue apareciendo para continuar el ‘show’ -, lo haría mucho más respetado.

Suficiente tenemos con estarnos convirtiendo en una sociedad insegura y llena de delincuentes de toda calaña. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.

viernes, 11 de marzo de 2011

Modelo de gestión deportiva

En plena campaña electoral, pocos candidatos presidenciales exponen planes para el desarrollo del deporte. Por eso, desde la semana pasada hasta la siguiente, estoy entregando tres propuestas para que sean analizadas, y así realizar el gran plan de desarrollo coherente y a largo plazo para que el Perú despegue en el ámbito deportivo.

Hoy expondré las maneras de gestionar un club deportivo, que puede ser la solución, en especial de los clubes de fútbol, para sanear sus arcas y enfrentar exitosamente el futuro.

La primera es la conversión del modelo actual de clubes a sociedades anónimas deportivas (SAD), que tiene la gran ventaja de que hará responsables a sus gestores –con el modelo actual no lo son–, pues los accionistas perderán su dinero aportado si hacen una mala gestión.
El capital social mínimo exigido será el monto del total de su pasivo al momento de convertirse en sociedades anónimas, así los inversores encontrarán saneado al club, sin cargas financieras ni deudas, inclusive las que tienen con la Sunat, pues se cancelará el monto total de su pasivo. Los accionistas no tendrán límite para la compra de sus acciones. Es el caso del Chelsea de Inglaterra, con Abramovich como máximo accionista.
La segunda es entregar en concesión a una sociedad que administre el club por los próximos 30 años. En este caso, cada accionista de la concesionaria podrá comprar como máximo el 15% del total de las acciones. Estas cotizarán en la Bolsa de Valores. Blanco y Negro, compañía que administra al Colo Colo, lleva seis años de exitosa gestión. En su momento se compraron acciones por 32 millones de dólares, el máximo acordado, pero se recibieron ofertas hasta por 90 millones de dólares.

La tercera es que se siga con el régimen actual, pero que a los directores se les haga responsables de su gestión, pues en caso de pérdidas, ellos avalarán el 15% de estas con su patrimonio personal. Sucede con el Athletic de Bilbao, FC Barcelona, Osasuna y Real Madrid, los cuatro únicos equipos españoles que no se convirtieron a SAD.

El éxito para cualquiera de las tres propuestas dependerá del factor humano, pues en cada una de ellas, sea accionista, concesionario o director, pueden hacer una buena o mala gestión, pero en las tres, en caso de pérdidas o malas administraciones, se afrontarán responsabilidades, que el día de hoy no las tienen, pues los malos gestores no reciben ninguna sanción.

Luis Puigrós. Diario El Comercio.

jueves, 10 de marzo de 2011

Quiero verte, 'Maradonita'



España, Grecia, tercera división de Italia, Kuwait y Perú. Esa, sumando una pretendida estadía en la MLS de EEUU, frustrada por no pasar la prueba en el Portland Timbers de Oregón, es la ruta de franco declive – salvo otras opiniones- que ha seguido Roberto Merino durante su trayectoria futbolística.

Y es que, en el fútbol de primer nivel, las exigencias pasan ya no sólo por hacer una huacha, una rabona o ser espectacular. El romanticismo quedó en la época de ‘Pitín’ Zegarra, cuando el balompié todavía se resistía a perder su esencia y los afanes dinerarios y resultadismo a como dé lugar no eran tan marcados.

Hoy, esas jugadas de circo, tan comunes en el repertorio del ‘Maradonita de los Andes’ de nada sirven si no vienen acompañadas de buenas consecuencias colectivas. Vale decir, rendimiento – acciones de gol, juego ofensivo, goles- en vez de improductividad – amagues, quiebres, pero cero resultados.

Ojala y Merino, quien, en videos bien editados – basta pasear por youtube para sorprenderse - demuestra tener una habilidad poco común y cierto panorama que, vaya, no le ha permitido siquiera recalar en un club de mediana categoría en toda su carrera, sea tan bueno como presume. En ese caso, el fútbol peruano que, valgan verdades, es de nivel muy pobre, podría darle las condiciones adecuadas para su juego y para su intención ya declarada: ser convocado a la selección nacional.

“Ahora, noventa minutos completos, quiero verte”, quizá es el pensamiento de Sergio Markarián y de miles de aficionados, sobretodo de su nuevo club, el Unión Comercio. El mío, también. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria.

sábado, 5 de marzo de 2011

Como si fuera fútbol

Inoculados de ese virus futbolero que no perdona organismos y nos posee como autómatas, varios deportes de tanta importancia como aquel, quedan relegados en la óptica de muchos medios de comunicación. O medio marginados, ‘caletitas’ en una esquina baja del periódico, en el último bloquecito radial o la secuencia final del programa de tv. Y de esa forma, lamentablemente, los esfuerzos resultan desvalorados, intrascendentes para una afición voleybolística que es amplia en Trujillo.

Eso pasa con el equipo de la Universidad Vallejo que por estas horas se ‘rompe’ jugando la fase final del torneo Clausura de la liga nacional y arañando el título, pero, sin recibir la cobertura que merece y sí se le da a sus pares de balompié, participantes del Descentralizado de ese deporte.

El sexteto del cubano Rolando Díaz cumple una campaña notable y de 17 juegos sólo ha perdido tres y en condiciones muy injustas si consideramos que todos los encuentros son en Lima, y dentro de una competencia que considera a sólo dos clubes de provincias: UCV y la Universidad de la Amazonía.

Pero, y no porque Díaz es devoto de San Lázaro – santo cubano hecho universal por una movida huaracha- eso no ha sido desventaja para que las trujillanas clasifiquen a la liguilla y anoche, en el coliseo Manuel Bonilla de Miraflores, lleguen al último match, ante Deportivo Alianza, con la posibilidad de ser subcampeonas.

Iniciando el cuadrangular definitorio cayeron con Divino Maestro (campeón del Apertura), luego, derrotaron a Deportivo Géminis. Nunca antes, la UCV había superado el quinto lugar en este certamen. Esta vez, con un elenco cuya base trabaja varios años junta – Pilar Hoyos, Fiorela Alva, Erika Soto, Sandra Guibert, Magaly Panduro, Wendy Torres, las hermanas Tuesta - recogen los resultados de la madurez, se ubican entre las cuatro grandes del Perú y, claro está, ya merecen aplausos muy sonoros. Y reportes amplios, y comentarios prolongados. Como si fuera fútbol, eh. Hasta la próxima.

Oswaldo Rivasplata. Vespertino Satélite.


o.rivasplata@pucp.edu.pe

jueves, 3 de marzo de 2011

¿Correr mucho es una virtud?

Una vez, hablando con Johan Cruyff, me dijo que cuando por televisión ponen los kilómetros que corrió un jugador de fútbol en un partido, piensa en lo inútil de ese dato, y en todo caso sospecha lo mal que debe de haber jugado ese jugador, para correr tanto.

En fin, la cuestión entra en el debate sobre los espacios, el fútbol moderno, la transformación del jugador actual que de pensar pasó a obedecer y de tocar para asociarse a jugársela individualmente para destacar, y la ausencia notable de la pausa y lo necesaria que sería para ser más rápidos.

Pongan “huevo” gritan desde la tribuna cuando en realidad sobran, y lo que falta es juego. Cuando éramos niños y empezábamos a entender este juego desde la organización y no desde la inspiración, nos enseñaban que el que tiene la pelota no debe correr, corren los que no la tienen para dar opciones de pase.

En general sucede lo contrario: corre el que la tiene y miran los demás, y por eso es cierto que no hay espacios y que se choca permanentemente. Esto viene a cuento porque recientemente el mismo Johan Cruyff, hablando del Real Madrid en su columna de los lunes en un diario español, escribió que su principal problema es que sus jugadores corren demasiado.

Lo que para la mayoría esa sería una gran virtud y una muestra de entrega y sacrificio en favor del resultado, para uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol es el motivo más importante del mal juego. Un amigo mío, no tan conocido pero muy ocurrente piensa y dice que lo mejor es ir a la cancha en el segundo tiempo, cuando los jugadores están algo cansados y corren menos, para poder ver algo de fútbol. En un congreso de entrenadores, un ponente elogiaba el fútbol actual precisamente desde su defecto más notable.

“Es que ahora –decía– la tecnología nos ha permitido que los jugadores corran más, sean mas atletas que antes”. Yo le pregunté si eso, correr mucho, era bueno o malo para jugar mejor, y no supo responderme. O no quiso, no lo sé. Lo cierto es que no se trata de correr mucho o poco, sino de correr mejor. No se trata de ser más rápido, sino de llegar antes y eso se logra generalmente con talento y no con músculos. ¿Hace falta correr?, claro, aunque sabiendo cuándo, dónde y cómo.

¿Y es cierto que el jugador de fútbol está mejor preparado físicamente?, sí, pero tendría que estar mejor preparado para entender el juego y así ahorraría energías porque las usaría con criterio. Es fácil, ¿no?, ¿y por qué me cuesta tanto, a veces, que los jugadores de fútbol que dirijo (no los del actual equipo precisamente) entiendan este concepto y no se apuren tanto para equivocarse antes?

Angel Cappa. Diario El Comercio.

martes, 1 de marzo de 2011

Discapacitados y derechos



La Ley General de Personas con Discapacidad (27050), establece la incorporación de ciudadanos con impedimento físico, mental o sensorial, en un porcentaje del 3 por ciento del total de personal laborable en cualquier entidad pública. El mismo decreto exige que toda entidad pública y privada tenga, como parte de su edificación, rampas de acceso a quienes sufran cualquier limitación motora.

Ninguna de estas disposiciones se respeta a cabalidad -pese a que en el 2009 se promulgó otra regla que fija sanciones severas por su incumplimiento- en una sociedad peruana donde más de tres millones tienen alguna minusvalía, según INEI. Incluso, un colombiano, Lázaro Martínez, quiso llamar la atención de las autoridades y recorrió durante 33 horas, con la asistencia de paramédicos y la mirada atenta de jueces internacionales, el contorno de la plaza de armas de Trujillo sin descansar un minuto a bordo de su vieja silla de ruedas. Su notable logro, concretado en octubre del año pasado, fue inscrito en el Libro Guinness.

Ojalá, ese esfuerzo, aunado al que hagan los candidatos a curules congresales y quien sea elegido próximo presidente, sirva para que nuestros hermanos ‘diferentes’ (me resulta inadecuado el término ‘discapaz’ y desde allí podrían partir los hacedores de leyes) tengan el espacio que merecen, sino a nivel nacional, al menos en una región liberteña que, pareciera, sólo crece económicamente.

Hago este comentario, a propósito de un interesante reportaje sobre la situación de las personas con ‘habilidades menores’ en nuestro departamento escrito en este diario, el último domingo. Hasta la próxima.

Foto: Walter Terrones, múltiple campeón nacional de Natación para Discapacitados. Trujillano de corazón.

Oswaldo Rivasplata G. Diario La Industria de Trujillo.