Una vez, hablando con Johan Cruyff, me dijo que cuando por televisión ponen los kilómetros que corrió un jugador de fútbol en un partido, piensa en lo inútil de ese dato, y en todo caso sospecha lo mal que debe de haber jugado ese jugador, para correr tanto.
En fin, la cuestión entra en el debate sobre los espacios, el fútbol moderno, la transformación del jugador actual que de pensar pasó a obedecer y de tocar para asociarse a jugársela individualmente para destacar, y la ausencia notable de la pausa y lo necesaria que sería para ser más rápidos.
Pongan “huevo” gritan desde la tribuna cuando en realidad sobran, y lo que falta es juego. Cuando éramos niños y empezábamos a entender este juego desde la organización y no desde la inspiración, nos enseñaban que el que tiene la pelota no debe correr, corren los que no la tienen para dar opciones de pase.
En general sucede lo contrario: corre el que la tiene y miran los demás, y por eso es cierto que no hay espacios y que se choca permanentemente. Esto viene a cuento porque recientemente el mismo Johan Cruyff, hablando del Real Madrid en su columna de los lunes en un diario español, escribió que su principal problema es que sus jugadores corren demasiado.
Lo que para la mayoría esa sería una gran virtud y una muestra de entrega y sacrificio en favor del resultado, para uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol es el motivo más importante del mal juego. Un amigo mío, no tan conocido pero muy ocurrente piensa y dice que lo mejor es ir a la cancha en el segundo tiempo, cuando los jugadores están algo cansados y corren menos, para poder ver algo de fútbol. En un congreso de entrenadores, un ponente elogiaba el fútbol actual precisamente desde su defecto más notable.
“Es que ahora –decía– la tecnología nos ha permitido que los jugadores corran más, sean mas atletas que antes”. Yo le pregunté si eso, correr mucho, era bueno o malo para jugar mejor, y no supo responderme. O no quiso, no lo sé. Lo cierto es que no se trata de correr mucho o poco, sino de correr mejor. No se trata de ser más rápido, sino de llegar antes y eso se logra generalmente con talento y no con músculos. ¿Hace falta correr?, claro, aunque sabiendo cuándo, dónde y cómo.
¿Y es cierto que el jugador de fútbol está mejor preparado físicamente?, sí, pero tendría que estar mejor preparado para entender el juego y así ahorraría energías porque las usaría con criterio. Es fácil, ¿no?, ¿y por qué me cuesta tanto, a veces, que los jugadores de fútbol que dirijo (no los del actual equipo precisamente) entiendan este concepto y no se apuren tanto para equivocarse antes?
Angel Cappa. Diario El Comercio.
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