El siempre yugular Carlos ‘Pocho’ Balarezo, me hacía, a propósito de un comentario publicado en este diario el pasado lunes (titulado “Con ellos no se juega”), una reflexión, tan atinada como dura: ¿cómo podemos pretender, que tantas supuestas academias deportivas actúen responsablemente, si el propio ente llamado a regularlos, ni siquiera contrata personal adecuado (para sus propios talleres de verano en toda la región)? Y razón no le falta al periodista de Sol TV.
Ciertamente, no se puede aspirar a que el funcionamiento de entidades instaladas sin las mínimas condiciones que exige un centro formador de menores, cese, si el propio Instituto Peruano del Deporte (IPD) incorpora técnicos no calificados, sobre todo, dentro de zonas periféricas a Trujillo y además, se maneja con tantos cuestionamientos.
Basta recordar la denuncia contra un entrenador sentenciado por abuso sexual – en Huanchaco, el año pasado- , robos constantes dentro de la institución, acusaciones de trabajadores, quejas venidas de diversas sedes por malos coordinadores deportivos y muchas irregularidades, para entender porque ya se ha hecho común el accionar de personajes que –sino siguieron uno que otro cursillo- por sólo patear un balón de fútbol, encestar, nadar, jaquear (o cual sea el caso), dirigen talleres de entrenamiento cada verano y en busca de objetivos meramente lucrativos sin que las autoridades digan ni pío.
El trabajo de inferiores resulta el más importante y delicado dentro de la pirámide formativa de cualquier deportista o ciudadano y debe ser dada a profesionales con un perfil muy estricto que va desde su formación pedagógica hasta los valores personales que ostenta. Y, aunque se enojen muchos que confundirían amistad con ayayerismo, el IPD ni la propia Fedell –considerando que el fútbol es el deporte más masivo-, demuestran clara intención para, al menos, intentar paliar esa problemática. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata G. Vespertino Satélite de Trujillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario