Que Trujillo se ha tornado muy peligroso es tan innegable como las curvas de Shakira. El índice de
asesinatos o violencia diversa (robos, agresiones, accidentes, denuncias sobre chantaje, etc) que cada día se desatan, lamentablemente, lo corrobora, en una ciudad que sigue explotando demográficamente.
Sobre esa problemática y la necesidad de que el ciudadano común asuma eficaces métodos de defensa ante la posibilidad que en cualquier momento lo asalten, conversaba hace unos días con Enrique Seminario Maúrtua, reconocido instructor de Defensa Personal y quien, desde hace varios años, enseña como proceder en situaciones de alto riesgo en varias entidades locales. Y dentro de la amplia temática que abordamos, Kike, como le llamo en virtud a una amistad de larga data, me dejó una conclusión importante: “la mejor forma de defenderse, aquí y en la China, es sólo una: la prevención”
Esta, no entendida como una forma de asumir un enfrentamiento ante un maleante, sino el siempre evitar cualquier conflicto. “Los que se pelean con tres o cuatro y siempre salen airosos no existen, sólo están en la televisión o las películas de acción; sólo hay que prevenir, osea no caminar por zonas con poca iluminación, no abordar taxistas desconocidos, no caminar sólo en zonas riesgosas, etc”
Y, como cuando ultima un rival en algún torneo de taekwondo, el ex seleccionado nacional sentenció la charla con una frase tan adecuada como directa: “a las mujeres, siempre más propensas a robos o ataques, sepan que hay dos zonas muy sensibles donde golpear en situaciones límite: los ojos y los testículos” ¡Ayyy!, diría, un innoble caco. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Diario La Industria de Trujillo.
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