El ‘Titán’ le decían recientemente los argentinos, tan gustosos de inventar dramas cinematográficos en el fútbol. Pero, en este caso, no exageraron. Y es que la historia de Martín Palermo es digna de esos largometrajes donde el protagonista supera las pruebas más terribles con el único apoyo de su enorme voluntad. El ‘Loco’ ha sumado capítulos casi inverosímiles en su carrera. Como lo ocurrido en la Copa América 1999, cuando falló tres penales ante Colombia y fue destruido por la prensa gaucha. Sin embargo, una década luego y cuestionado por su edad - 36 años-, se cobró la revancha e hizo el tanto – contra Perú- que salvó a su selección en las eliminatorias al 2010 y, meses después, concretó lo único que le faltaba: anotar en un Mundial, contra Grecia.
Pero no quedan allí las caídas y hazañas de este colorado con piernas de garza que debutó en Estudiantes de la Plata en 1992 siendo un jugador torpe y correlón. En el 2001, jugando por el Villarreal español, se rompió la tibia y el peroné en una celebración de gol y muchos dieron por terminada su profesión de la manera más tonta. Regresó con mayor fuerza y se convirtió en el goleador histórico de Boca Juniors con 235 dianas.
También, hizo los dos con que el cuadro azul y oro venció a Real Madrid y se coronó Campeón del Mundo de clubes, en Tokio. Otra vez, marcó de cabeza desde ¡40 metros! y, vaya tipo, en una más la mandó a la redes con el ligamento cruzado roto. ¡Y era la celebración número 100 de su trayectoria!
Lástima que toda película tiene fin. Ayer, en llanto, se despidió de La Bombonera en un partido oficial y, créalo, su pequeño hijo, Ryduan, de 15 años, marcó en el partido de reserva. Se va el ‘9’ dorado, nace un mito. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata.
Diario La Industria de Trujillo.
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