Esto no es una selección, es una “se-lesión” me decía Carlos Conde, reportero de América TV con quien coincidí en una charla periodística con alumnos de la Universidad Vallejo. Y su ironía resultaba lógica, teniendo en cuenta el hospital en que se ha convertido el equipo de Markarián, imposibilitado de contar con sus tres principales figuras para la Copa América: Farfán, Pizarro y, probablemente, Vargas.
Para colmo, otros, caso Revoredo, Balbín y Ruidíaz, han debido pasar horas y hasta días de tratamiento. Y, más ‘salao’ que calzón de sirena, luego, en el partido de despedida contra Senegal, dos más terminaron golpeados y fueron separados: Ramírez y Zambrano.
Pero esto es fútbol, pues. Deporte de mucho contacto. Donde hay que estar preparado para lesiones inesperadas sin caer en el pesimismo. Ocurre que en una sociedad como la nuestra, tan urgida de alegrías masivas que el balompié sí te puede dar fácilmente, somos inmediatistas. Deseamos ganar ya, ahorita. Y nos olvidamos, con el aval de cierta prensa sensacionalista, que somos los últimos de Sudamérica – según la tabla de las últimas Eliminatorias- y tenemos mucho por mejorar, saber que sistemas de juego nos convienen y cuantos jugadores tienen nivel internacional.
Entonces, no perdamos la calma y asumamos este importante certamen, al que acudimos con muchas bajas, como lo que realmente debería ser: una evaluación de cara a la competencia que más importa, las Eliminatorias a Brasil 2014, desde octubre. Allí si nos jugamos, literalmente, la vida. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata. Lamula.pe
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