sábado, 4 de septiembre de 2010

El dueño del circo



A Hernán Artieda, DT de la selección que no supo clasificar al Mundial de Menores, lo conozco desde hace casi veinte años. Entonces yo comenzaba a jugar, y él dirigía a la selección femenina de mayores del Club Regatas. Quienes lo hemos frecuentado sabemos que, en un mundo como el del vóley, donde la informalidad y la improvisación son moneda habitual, él es una destacada excepción.

Pocos entrenadores en el Perú tienen su preparación, su profesionalismo y su seriedad. Por eso no sorprende el nivel de coherencia y sensatez de sus respuestas al ataque artero y populista de Juan Castro, el inefable presidente de la Federación Peruana de Vóley (FPV), que manifestó que en el último partido contra Argentina fue muy ‘suavecito’, y por eso se perdió por 3 a 2.

“Si quieren a un payaso que esté saltando como loco por la cancha y gritando sin sentido, insultando, pues no lo soy”, dijo: “Somos un país que salió de un sistema autoritario del que todo el mundo se quejaba, y resulta que lo que quieren es el maltrato. Se quiere conseguir el triunfo a costa de maltratar a esas chicas, no importa que sean menores. De qué estamos hablando. Es un indicio cultural”.

No me sorprende que al interior de la Federación Peruana de Vóley, manejada como un fundo, entre peleas intestinas e indicios de corrupción, alguien como Hernán Artieda caiga mal, y su continuidad se cuestione. No hace falta que diga que no es un payaso. Su comportamiento y profesionalismo de años lo avalan. No podría decir lo mismo de Juan Castro, que con estas declaraciones, sumadas al cúmulo de dislates que ha sido su gestión (un freno para el despegue de nuestro vóley cuando, como nunca, se cuenta con el apoyo de la empresa privada), vuelve a demostrar que su vocación, más que presidente de la FPV, es ser dueño de un circo.

Raúl Tola. Diario El Comercio.

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