Emoción, pasión, delirio, confianza. De muchos sentimientos está llena la vasija de justificaciones que, fácilmente, nos llevan a la fatal soberbia cuando sentimos tan cerca la gloria o acariciamos un objetivo caro y largamente anhelado. Le pasó a Brasil y el célebre “Maracanazo” del mundial del 50, lo sufrió el gran trebejista Julio Granda contra el adolescente Renato Terry hace unos días en Cajabamba, Goliat contra David en el pasaje bíblico o a mí ante un rival que suponía débil en una “mecha” de pantalones cortos y caritas sucias en el canchón del colegio San Juan de Huerta Grande.
El reciente domingo, en el estadio Mansiche, esa interminable reflexión tuvo otro ejemplo cuando el altivo Carlos Tenaud salió a ‘celebrar su clasificación’ ante el presuntamente ‘pan comido’ Miguel Grau huamachuquino. Y, sin ideas de conjunto, desesperado, sorprendido, el tiro le salió por la culata.
Al frente suyo encontró un plantel que, a pesar del escepticismo de sus propios dirigentes, puso la piel y el alma para ganar 1 – 0 y apagar las exigencias de “que se programe la final departamental ante Mannucci (sí clasificado a esa instancia)” que el presidente tenocista, Max Corcuera, había advertido en conferencia de prensa el pasado viernes en una postura muy precipitada, aunque, igual, nadie puede refutarle la gran campaña de los ‘taitas’ esta temporada.
“Antes de desayunar primero lávate los dientes” me reclamaba mi madre, ahora en la gloria, cuando niño. Y felicidades a Huamachuco que, al fin, rompe la hegemonía costeña en clasificaciones a etapas regionales de Copa Perú en La Libertad. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata González
Tienes razón ,por celebrar triunfos adelantados se chocan con dolorosas realidades.
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