BUENOS AIRES -- Increíble, no existe otra palabra, queridos lectores, para definir esta situación lamentable por la que atraviesa la selección Nacional. ¿A qué me refiero concretamente? Pues, a la dictadura total de Julio Grondona a la hora de designar un técnico para la selección.
Este jardín de senderos que se bifurcan nos conduce a un mismo lugar: Diego Maradona. En pocas palabras "Diego o nadie", para el puesto de director técnico de la celeste y blanca. Sea como sea, parece no existir otra alternativa que Diego Maradona. Y en este sentido se hipoteca nuestro futuro y el futuro de la selección nacional.
No quiero que se me mal interprete, no estoy en contra de Diego. Simplemente pienso que sería interesante poner sobre la mesa, otros proyectos deportivos además del de Maradona.
Más desde la AFA testaruda sostiene una única tesitura: "Diego o nadie". No quiero ser mal pensado, pero no puede ser que los dirigentes de la AFA no tomen este tema con el debido respeto. ¿O acaso hay una mano negra que insiste e insiste con Diego?
Finalmente Diego realizó una buena campaña durante su periodo en la selección nacional. Recordemos que tomó el barco casi hundido y lo sacó a flote. Incluso el Mundial que jugó Argentina fue más que aceptable. Sin embargo, hay una espina, hay que indica que todo pudo haber sido una ficción: el partido contra Alemania desnudó flaquezas de todo tipo.
Me hubiese gustado que Argentina perdiera uno a cero contra Alemania o en una nueva ronda de penales. Entonces estaría con Diego. Quizás así, Maradona sería indiscutible para todos. Pero esa goleada, ese partido nos volvió a la realidad. La selección de Diego era pura cáscara, como se dice popularmente.
Y hay miedo y consternación respecto a este tema. Hay que estar temerosos si comienza un nuevo ciclo con Diego como DT, porque no sabemos en qué puede terminar. La inseguridad genera angustia y malas energías.
Sé que los argentinos somos propensos a la espontaneidad, a la improvisación absoluta, a la trampa y al endiosamiento desmedido. Carecemos de objetividad y profesionalismo (de otra forma no se entiende cómo podemos tropezar con la misma piedra).
Todas esta actitudes casi suicidas, autodestructivas nos quitan seriedad, fuerza de trabajo y sobre todo autocrítica a la hora de ver nuestro trabajo.
¡Paremos con el sufrimiento! Convoquemos a un técnico de verdad, basta de Dioses Diegos y publicidad barata. Saquemonos a Maradona de encima por una buena vez por todas. Es lo mejor que nos puede pasar a todos (incluído Diego). Levantémosle una estatua en el Obelisco y dejemoslo en su casa de La Paternal viendo partidos. Es la decisión mas sana y sensata que podemos tomar.
Pero Grondona no piensa, ni le interesa pensar en nuestro futuro, ni el futuro del fútbol argentino. Por eso insiste con Maradona, porque lo necesita para su circo comercial con beneficios individualistas. Es casi una campaña política. Grondona quiere acceder al trono máximo en un corto plazo y sabe que con Diego tiene el show asegurado.
Amo a Diego más que nadie. Amo a Diego mas que lo que Diego ama a la selección y con eso les digo todo. Le agradezco infinitamente todo lo que hizo por el país. Cuando habla de sus hijas y se abraza con ellas, lloro como un tonto frente al televisor. Yo sí, quiero de verdad a Diego.
Lo quiero más que a mi padre, pero bajo ningún motivo lo quiero como director técnico otra vez. ¡No y no! No tengo confianza en sus conocimientos, ni en sus planes de trabajo. Me duele que, tal vez Diego, sea usado una vez mas para planes macabros. Y más allá de que Diego sea muy cuestionado, se merece lo mejor de la vida. Y en este momento, la selección no es lo mejor para Maradona.
Washington Cucurto. Espndeportes.com
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