jueves, 25 de noviembre de 2010

Cabañas: de la fama al abismo


LOS ANGELES, California -- Es la voz de la misma mujer de aquella madrugada de enero en el Bar-Bar. Es la voz de la misma mujer de aquellas mañanas dramáticas de febrero en el hospital Ángeles del Pedregal. Es la mujer, la esposa, la madre, la que no recibió un balazo en la cabeza, recibió un balazo en el corazón.

"Necesito vender dos autos para poder alargar los gastos, pero tenemos muchas deudas, ya no podemos pagar las colegiaturas y no sabemos si nos alcanzara para comer al fin de mes", dice María Alonso Cabañas.
Los reportes del periódico Reforma en México son reveladores. Los reportes de la prensa paraguaya son escalofriantes. "Están por vender dos de sus automóviles, deben sacar a los chicos de la escuela privada y no saben si tendrán para comer a finales de diciembre", escribe el periodista Arturo Máximo después de reproducir una entrevista con la señora María Alonso, esposa de Salvador Cabañas.

También, según la prensa paraguaya, la esposa de Cabañas ha revelado que no tienen certeza de las propiedades que son del ex jugador del América. "No tenemos documentos que certifiquen que es nuestra casa". La mujer establece que la relación con el ex apoderado de Salvador, José María González, es incierta y confusa en cuanto a los negocios que tenían en el Paraguay.


Toda esta dramática información se una a la que fue revelada en México sobre las cantidades que devengaba Cabañas (más de 150 mil dólares al mes) y otros datos como que el jugador no estaba adscrito al Instituto Mexicano del Seguro Social y que el contrato no estaba debidamente registrado ante las autoridades hacendarias en México.
Yo no levanto la voz para exigirle nada ni al América, ni a a la FMF, ni a algún organismo porque sé y sabemos bien cómo se manejan las cosas en México. Pero... ¿Y en dónde están los futbolistas? ¿Dónde están cuándo un compañero ha caído en la desgracia y cuándo la esposa y los dos hijos de un compañero necesitan de su ayuda?

Sigo sentado, esperando impacientemente que alguno de los supuestos líderes futbolísticos de México levante la mano y pida algún tipo de aclaración sobre la forma en que el América ha tratado el caso de Salvador Cabañas. De paso, sería interesante que se enteraran si la familia del ex jugador estrella del América tendrá lo suficiente para comer en la cena de Navidad de este año.

El jugador de fútbol en México sigue siendo cómodo, vive cómodo, gana bien, es egoísta y no se preocupa por lo que de pronto le puede suceder a él mismo. Sé bien que muchos dirán que Cabañas no estaba en una heladería ni en una iglesia cuando ocurrió el incidente, pero ni siquiera eso es pretexto para darle la espalda en éste momento.
Cabañas no estaba listo para nada de lo que el destino le deparó: no estaba listo para ganar más de 150 mil dólares al mes. No estaba listo para el balazo que le dieron esa madrugada en México y no estaba listo para la vida que tiene hoy, una vida donde los supuestos amigos no existen más, donde los agentes y promotores resultan ser ladrones y donde los políticos, que antes utilizaban su imagen, hoy empiezan a ignorarlo.
La última frase de la esposa de Cabañas es igualmente espeluznante y dramática: "Tampoco vamos a pedir limosnas. Vivíamos en una casa de cristal y ahora no tenemos nada. Estamos en manos de Dios...".

David Faitelson. Espndeportes.com

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