Cuesta analizar un partido como el Perú 0 Polonia 3, con un sexteto peruano tan por debajo de su nivel, con tan escasas respuestas anímicas y técnicas frente a un juego previsible como el polaco, sustentado en la potencia y la envergadura. Polonia no es un equipo extraordinario (como sí lo son Japón y Brasil), pero su contundencia le bastó y sobró para despachar rápido a un equipo peruano que pagó caro jugar su peor encuentro en el Mundial.
Perú fue de menos a más, pero tantas fueron las diferencias en el primer set, que el resto del partido pareció un boxeador aturdido por un derechazo en el arranque de la pelea. Cuando comenzó la reacción ya se perdía por 6-0 el segundo set, y en el tercero, aunque se jugó mejor, la suerte estaba echada. Entre Perú y Polonia no hay tanta distancia como este 3-0, pero, al menos este martes, los reiterados errores de concepto y ejecución justifican la holgura del resultado.
Para evitar el alto bloqueo polaco, Perú intentó una variante, con resultados irregulares: el ataque por zaguero de la opuesta Patty Soto. Esto en parte porque el juego peruano carece de desahogo por las puntas, y tres jugadoras (Chihuán, Zamudio y la propia Soto), deben cargar con todo el peso de la ofensiva. El problema se agrava, pues, al tratarse de las dos centrales, la participación de Leyla y Julissa depende mucho de una buena recepción, y salvo por la líbero Vanessa Palacios, esta no ha funcionado regularmente. Insisto: Perú puede solucionar este problema. Para ello debe actualizar sus conceptos, dejar de recibir como hace 10 años, adelantar sus líneas y utilizar el boleo para cortar los saques flotantes, que siguen siendo mayoría en el vóley femenino.
La otra grave deficiencia conceptual de Perú está en el servicio. Varias jugadoras apenas lo usan para poner la pelota en juego, y no lo ven como lo que es hoy: el primer fundamento de ataque del vóley moderno. Este criterio errado facilita mucho las cosas al rival, y equipos como Polonia, que no destacan por su defensa de campo, te hacen pagar un saque regalado con un pelotazo.
En cuanto al Perú 3 – Costa Rica 1, como ocurre con los equipos caribeños, las ‘ticas’ tienen jugadoras espigadas y atléticas. También son aguerridas, pero, a diferencia de sus vecinos Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, su estrella Willis (que anotó 24 puntos) carece de compañía. Aun con el bache del tercer set (que con el 34-32 a favor de Costa Rica empató la puntuación más alta en la historia de los mundiales femeninos), Perú cumplió con el trámite y consiguió el objetivo previsto: clasificar a la segunda ronda. Lo que venga ahora será más difícil, pero ya somos uno de los 16 mejores del mundo.
Raúl Tola. Diario El Comercio.
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