Tan abrumadora y perturbante será la pasión por el fútbol que, rápido como un amague de Messi, promueve cambios de opinión absolutamente antagónicos en las masas más fanáticas como individualidades más, supuestamente, coherentes, pese a lo evidente de las pruebas condenatorias.
Pasa ahora con el tema Veneto y los casineros. Si hasta hace unos días todos pedían la cabeza de los juergueros y aplaudían la decisión del ‘Mago’ ahora la torta se volteó y no son pocos quienes sugieren el perdón para los indisciplinados – sobretodo para Farfán y Manco y, en menor medida, al menos malcriado, Galliquio - en defensa del ‘derecho patrio’ a clasificar a un mundial de fútbol.
Lo malo es que en esa nociva búsqueda no se miden consecuencias y hasta se pretende escupir principios básicos de comportamiento que, dentro de un deporte tan influyente para las sociedades como el fútbol, deberían intentar mantenerse. ¿Acaso tan poco vale la responsabilidad y disciplina para que, en un clíck, se vulnere normas fundamentales y vuelva a aplicar amnistía a los culpables?, ¿o quienes promueven ese pedido piensan que es sólo una rayita más a esas prácticas tan enquistadas de “dejar robar pero que haga obra” o “pásate nomás el semáforo en rojo porque luego al policía se le arregla”?
Finalmente, y siendo más específicos aún, ¿cuántas veces los ‘Machitos’, ‘Kukines’, Broncanos, y demás fueron amnistiados sin resultados positivos? No basta con querer resultados inmediatos o triunfos efímeros que ser genuflexos pueda generar. Se corre el riesgo de legitimar la indisciplina y el irrespeto en una población que urge de ejemplos permanentes para mejorar. Ya no más. Hasta la próxima.
Oswaldo Rivasplata González. Diario La Industria de Trujillo.
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