Idolo del gran Newels Old Boys de inicios de los noventa, a Juan Manuel Llop le brilla tanto la cabeza como las ideas. El entrenador del Barcelona resultó tan práctico como cuando de zumbantes guadañazos alejaba el peligro de su área en pareja con su capitán, más técnico y menos rústico, Gerardo Martino, hoy DT de la selección paraguaya. Y así le ganó a la UCV en la fría noche del jueves. Sin hacer mucho, mezquino en el juego vistoso que nos ilusiona cuando algún cuadro extranjero de buena pinta asoma por Mansiche.
“Eh, vimos los videos de ellos (la UCV) y nos dimos cuenta que debíamos tapar a Candelo y romper la conexión, sobretodo, con Hurtado…, creo quelas cosas salieron bien…” declaró el rapado, simplista, en los camerinos. Lo malo es que su conclusión no dista de una realidad largamente conocida y que, ya entendida por los enemigos, limita las posibilidades de éxito del escuadrón trujillano.
Que Candelo es un sabio jugador nadie lo discute. Pero, su pasividad y labor casi monopólica como creativo, facilita las tareas de contención ofensiva que propone un rival consciente de que siempre se la darán a él. Y la situación se agrava si el otro enganche, Cazulo, aparece muy poco, entendible si fue su primer partido oficial como jugador poeta. Luego, notable la entrega que puso el equipo local aunque no baste para tapar el error de Pinto en el empate ecuatoriano y de los tímidos laterales Corrales y Arismendi (que inoportuna lesión de Ugaz).
Al final, queda la sensación que la distancia con el cuadro “torero” existe pero no es tanta. Y tendremos que buscar la hazaña en el Isidro Romero, la próxima semana. Hasta la próxima.
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